De Política y Cosas Peores / Nueva crisis

Aquel señor estaba con su esposa en un partido de futbol. Mientras el marido seguía con interés el juego su mujer coqueteaba en forma descarada con el sujeto que tenía al lado. Este, alentado por la actitud invitadora de la dama, empezó a meterle mano con plena anuencia de la interesada. Los tocamientos por arriba y por abajo se fueron haciendo cada vez más lúbricos, de modo que quienes estaban alrededor dejaron de ver las incidencias del partido para observar aquella insólita demostración erótica de abrazos, besos y arrebatadas caricias de libídine. El espectador que estaba junto al marido no pudo contenerse más y se dirige a él. "Oiga, señor -le dice-. Mire lo que le están haciendo a su señora. El tipo ése la está manoseando toda. No debería usted traerla a los partidos; déjela en su casa". "No -replica el señor-. Allá sí se la follan"... Le cuenta un individuo a otro: "Mi esposa y yo fuimos de vacaciones, y los dos la pasamos muy bien porque dormimos en camas separadas". Pregunta con extrañeza el otro: "¿Por eso la pasaron bien? ¿Porque durmieron en camas separadas?" "Sí -confirma el primero-. En camas separadas, de hoteles distintos, de ciudades diferentes"... No nos preocupe saber cuánto costaron las toallas en la residencia presidencial, ni qué precio se pagó por las sábanas, ni la cantidad de dinero que se gastó para dejar las cabañas de Los Pinos al gusto de su nuevo ocupante y familia que lo acompaña. Preocúpenos más bien el estado de la economía mexicana, tan dependiente de la de Estados Unidos que un leve temblor allá es un sacudimiento cósmico acá. Me pregunto si toda esa historia de las toallas y demás aditamentos no será una maniobra para distraer la atención pública de modo que no advierta lo que empieza a notarse ya: una nueva crisis dentro de la crisis. Poca fortuna tuvo Fox: llegó a la Presidencia en el momento mismo en que...

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