De política y cosas peores / ¿Tercera Guerra?

El niñito le pidió a su padre: "Dime cómo es la Luna". Al señor le extrañó esa petición. Le preguntó: "¿Por qué piensas que yo puedo decirte cómo es la Luna?" Explicó el pequeño: "Porque oí que mi mami le dijo al vecino: 'Que mi marido no te preocupe. No se dará cuenta de nada: siempre está en la Luna'"... Don Poseidón recibió la visita del galancete que iba a pedirle la mano de su hija. Dijo el severo genitor: "Mi respuesta, joven, depende de su situación económica". Respondió el solicitante: "Me temo, señor, que hemos entrado en un círculo vicioso: mi situación económica depende de su respuesta"... Doña Madana, mujer bastante entrada en kilos, por no decir que gorda, iba por la calle cuando se le acercó un vagabundo y le dijo con lastimera voz: "¡Señora! ¡Tengo tres días sin comer!" Con sincero entusiasmo le dijo la robusta mujer: "¡Lo felicito, buen hombre! ¡Ya quisiera yo tener su fuerza de voluntad!"... Un amigo le preguntó a Babalucas: "¿Para qué sirve la grasa animal?" Replicó hecho una furia el badulaque: "¡Pos pa' engrasar, pendejo!"... Un sultán le dijo a otro: "Tu favorita me gusta mucho, y quiero que me la vendas. Te pagaré su peso en oro". Pidió el otro: "Dame un mes de plazo". Inquirió el primero: "¿Para pensarlo?" "No -respondió-. Para engordarla"... Una madura dama de la noche le preguntó a su compañera: "¿Ya no trabajas en la esquina de la calle 23 con la 14? ¡Es la mejor de la ciudad para hallar clientes!" Explicó la otra: "Mi hija cumplió 21 años de edad, y se la di de regalo"... Luego del lanzamiento de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki un entrevistador le preguntó a Einstein si podía avizorar con qué armas se combatiría en una eventual Tercera Guerra Mundial. "En la Tercera no sé -dijo-. Pero en la Cuarta se combatirá con palos y con piedras". Hay quienes se preguntan si los sucesos que en estos días hemos visto, derivados de los actos de terrorismo habidos en París, desatarán una Tercer Guerra. Yo no lo creo, pero por si las dudas ya he dado instrucciones para que me tengan lista mi recámara en la vieja casona del Potrero de Ábrego, a donde me iré a refugiar en caso de que se acabe el mundo. De una cosa estoy seguro: el placer de...

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