"Pomare"

AutorJavier Betancourt

Dentro del canon que el mejor cine de animación japonés ha establecido en el mundo occidental, Promare (Puromea; Japón, 2019) parece una aberración si se compara con los clásicos de los Estudios Ghili; con sus estridentes colores y movimientos de cámara, acción vertiginosa, secuencias hipnóticas, más de lado del viaje de ácido o de opiáceos que de la mística contemplativa del maestro Hayao Miyazaki (El viaje de Chihiro).

En realidad, este primer largometraje de Hiroyuki Imaishi, cofundador de los Estudios Trigger, se ancla en una larga tradición de expresión artística en Japón que data de finales del siglo XIX, el dojinshi (en la era Meiji, movimiento formado por escritores, más tarde artistas del manga, que publicaban y distribuían su trabajo de manera independiente). El dojinshi es muy apreciado y en sus convenciones reúne a miles de artistas y admiradores.

El trabajo de Imaishi, fortalecido en series de televisión, ahora de culto, como Kill la kill, animación fuera de serie, es experimental y con contenido político candente, irreverente contra la autoridad; la historia de Promare explora estos temas, convierte su distopia en metáfora contra la autoridad disfrazada de benevolencia, y de manera más que ambigua asocia los burnish a terroristas cargados de explosivos, o a víctimas de alguna forma de holocausto. Los estudios Trigger nacieron poco después...

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