Pozo de la muerte

Una terrible cadena de muerte ocurrió en Tlaquepaque.

Al mediodía del 18 de junio de 2014, Enrique, de 65 años, decidió darle mantenimiento a un pozo de aproximadamente 12 metros de profundidad, pues la familia llevaba días padeciendo el desabasto del líquido.

Quizás para evitar la fatiga de la bomba y llevar agua con mayor facilidad a los tinacos de las viviendas, la intención de don Enrique era colocar el aparato cerca del espejo de agua.

No era la primera vez que usaban esta técnica para mejorar el flujo.

Dentro del pozo había un arnés fabricado con un bote plástico que con suerte evitaría salpicaduras y humedad excesiva en la bomba, cuyo motor lucía recién cambiado.

El hombre estaba en contacto con el agua cuando, tal vez por la vibración, la bomba conectada cayó al fondo del pozo.

Esto dotó a su muerte del camuflaje perfecto.

Como los familiares no escucharon más a don Enrique, supieron que las cosas estaban mal. Fue así que le hablaron a un vecino, a José Gerardo, de 27 años, y éste se metió al pozo. Tuvo la misma suerte.

El hijo de don Enrique quiso ayudar y fue así que Francisco, de 21 años, se metió y también pereció al instante. María de Los Ángeles, de 35 años y también hija del propietario, hizo lo mismo y obtuvo el mismo resultado: murió en el fondo del pozo.

"Parecía que les estaban pegando con algo", expresó un familiar de las víctimas.

Para ese momento ya habían fallecido cuatro personas, así que hablaron a los bomberos de Tlaquepaque para que les...

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