Para celebrar el Premio Reina Sofía 2012, Catulo (Roma, hacia 87-54 antes de Cristo) mediante un tercer escriba traduce, imita, copia, recrea y plagia a Ernesto Cardenal (Nicaragua, 1925)

I

Una imitación de Safo por Catulo

Parece un dios, o acaso algo más grande,

Si no fuera blasfemia el insinuarlo, El que sentado frente a ti escucha Tu dulce risa.

Pierdo la voz al contemplarte, niña.

Muda mi lengua entre los labios calla. Todo arde en llamas y un intenso [fuego

Quema mis venas.

Es otro el mundo en cuanto yo te miro. Zumba mi oído en un rumor oscuro.

Quedo en tinieblas y una doble noche Ciega mis ojos.

II

No tengo miedo de la muerte.

No temo

Al Magno César ni a sus pretorianos.

No me amedrentan

La tablilla de cera en blanco

Ni la lengua latina ni el rechazo

Del público romano a mis pobres

[versos. Pero si voy a verte, mi niña, tiemblo.

Y me siento indefenso, cobarde y

[torpe

III

Eres, gorrión, mascota de mi niña Que te acaricia y guarda en su regazo

Y permite que muerdas a tu antojo La delicada yema de sus dedos, Cuando la que deseo alivia su ansia En su juego contigo... Ah, si pudiera Acariciarla como a ti sus manos

Y calmar la pasión que me

[atormenta...

IV

Preguntas, niña, cuántos besos tuyos Serían bastantes para mí. Respondo: Piensa en la arena del desierto libio

Y en Cirene de flores que dan

[bálsamo, Desde el templo de Júpiter ardiente procesa

Hasta el sepulcro del que alzó la [urbe.

Ve las estrellas que en silencio miran Los furtivos amores de aquí abajo. Nadie pueda contar, niña, los besos; Pues, loco de pasión, Catulo quiere Confundir al malévolo y que nadie Logre nunca mancharnos con su [lengua.

Tal vez leerás mañana

Un poema famoso sin saber que fue

[escrito Nada más para ti.

VI

Amor mío ¿escuchaste avergonzada Los discursos de César, gran injuria Para la gente que se muere de [hambre?

Le saquean al pueblo su lenguaje. Se roban su dinero, falsifican Toda palabra.

Sí, por eso

Los poemas de amor son importantes.

VII

Vivamos sólo para amarnos, niña. No hagas el menor caso cuando

[hablen De nosotros los viejos criticones.

Morir y renacer pueden los soles Pero, al cesar la breve luz, nosotros Nos hundiremos en la eterna noche.

Por eso, antes que la luz se apague, Dame mil besos y otros cien más [tarde.

Y después otros mil y cien de nuevo.

Y ahora dame cien más por mil

[seguidos.

Bésame sin cesar, bésame tanto Que se confundan. Al perder la cuenta No podrán hechizarnos los malvados: Nunca sabrán el número de besos.

VIII

Me dijiste que amabas a Licinio... Escribí un epigrama contra César

Y ahora estoy en los campos de [castigo.

IX

Siempre habla mal de mí. Nunca se

[calla. Que me muera si ella no me ama.

¿Cómo puedo...

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