El PRI, al borde de la irrelevancia...

AutorJosé Gil Olmos

En las instalaciones de la sede nacional del PRI ya no aparecen las fotos de José Antonio Mea-de y tampoco se ven saliendo y entrando ríos de gente, como en meses pasados. Disminuyó el número de guardias para cuidar los tres edificios, que hoy están casi desiertos. De la barda principal de plano fueron arrancadas todas las imágenes de una campaña fallida y las frases del "Yo Mero" y "México chingón" que el candidato presidencial usó sin éxito.

Esta misma estampa de desolación se repite en otros edificios, los de los sectores obrero, campesino y popular de este partido, que transita por la más severa crisis política de las últimas décadas y que se prevé sea también financiera en 2019, por la reducción de 891 millones de pesos respecto al monto de prerrogativas que recibió este año.

Al asumir su encargo, el miércoles 18, Claudia Ruiz Massieu Salinas, la cuarta dirigente del PRI en los últimos tres años, estimó que el partido está ante el reto de la reforma de fondo más importante en 72 años, una que tendrá que partir de la mili-tancia y no de los dirigentes.

En entrevista, la exdirigente del PRI y próxima diputada federal por Yucatán, Dulce María Sauri Riancho, dice que se trata de una renovación y que la tarea principal del partido será encontrar su propio espacio político, porque cuando perdieron en 2000 fue ante el adversario histórico y antagónico, el PAN, pero ahora "perdimos la elección frente a nuestro espejo", que es Morena.

"Para seguir existiendo hay que renovarse y para eso hay que saber qué espacio queremos ocupar en el espectro político. Lo más peligroso para el PRI es la irrelevancia electoral, porque en sus 90 años ha vivido muchas cosas, pero nunca el peligro de la irrelevancia y contra eso es frente a lo que vamos a luchar en los próximos meses", sostiene la exgobernadora de Yucatán.

Mientras que de la crisis financiera que se verá en el futuro para el PRI, Sauri destaca que el partido habrá de resentir el efecto de que muchos de sus militantes se acostumbraron a trabajar más por conveniencia que por convicción.

Se va a tener que trabajar en función de ese dinero que le toca por prerrogativas. Haz de cuenta que somos como un droga-dicto y que nos impuso la realidad política a entrar en un programa de recuperación, vamos a entrar a un periodo terriblemente complicado, como cuando se le quita la droga a un adicto. Tenemos que sobrevivir y no sólo porque la realidad política nos puso en este lugar, sino también por convicción...

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