La promesa de Xiongan

AutorAdrián Foncillas

BEIJING.- En la memoria nacional persisten los hitos de la reforma económica. Shenzhen era una aldea de pescadores cuando el gobierno la premió a principios de los ochenta con una de las tres primeras Zonas Económicas Especiales, experimentos controlados de capitalismo. Hoy es una moderna megaurbe de 20 millones de habitantes que mira desacomplejada a la vecina Hong Kong. Pudong, en la orilla del río opuesta a Shanghái, sólo ofrecía cultivos y mosquitos: ahora presume el horizonte urbano más admirable de Asia.

El 1 de julio de 2017 Beijing anunció que Xiongan (provincia de Hebei) sería "otra zona de relevancia nacional después de Shenzhen y Pudong" y miles de chinos de todo el país tomaron por asalto esa ignota y pantanosa zona 120 kilómetros al sur de la capital. Dirá el tiempo si Xiongan duró los mil años que promete el gobierno, pero ya entró a la historia como la burbuja inmobiliaria más vertiginosa.

Atascos en las carreteras de acceso, sin habitaciones en los hoteles ni boletos disponibles para los trenes; los visitantes durmieron en tiendas de campaña frente a las agencias inmobiliarias y persiguieron por las calles a los lugareños con el dinero en bolsas. Cualquier cálculo de revalorización es inviable. Se ofrecía cualquier cantidad y se cerraba el trato en el acto.

Qiao Xing, financiera de 26 años, recuerda que un amigo de su padre vendió su viejo apartamento, alejado del centro, en cinco millones de yuanes (721 mil dólares), 10 veces su valor.

El gobierno chino, probablemente el que más se esfuerza en el mundo por combatir las burbujas inmobiliarias, acababa de menospreciar la genética habilidad de su pueblo para otear el negocio. Los funcionarios patrullaron las calles con altavoces, recordando que la especulación estaba prohibida y la fiesta terminó un día después. Las autoridades cerraron todas las agencias y prohibieron la compraventa entre particulares. Xiongan proveerá de vivienda oficial a los nuevos inquilinos a precios subvencionados, aplicando la fórmula de Singapur.

Xiongan tiene la fealdad imbatible y el escaso refinamiento de las pequeñas ciudades chinas de provincia. Los puestos ambulantes de bocadillos de carne de burro y el lago Baiyangdian -que inspiró los célebres relatos del escritor Sun Li- son sus únicos rasgos distintivos. Su transformación es lenta pero nadie duda de que el empuje presidencial le asegura el éxito. Ocupa un extraño limbo temporal, cerradas ya las viejas fábricas de ropa y plástico por...

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