La propiedad de los archivos: El caso de José Rolón

AutorRodolfo Palma Rojo

A quién pertenece ¿Kafka?". Hace algunos años -ya casi ocho- Judith Butler escribió un artículo con ese título, para hacer un recuento interesante y muy divertido sobre el destino del archivo de Kafka, si es que así se le puede denominar a aquel papelerío que ocupó primero algunas maletas, para luego terminar en una sola caja.

Como es sabido, Franz Kafka le entrega a Max Brod sus papeles y le pide que los queme sin publicarlos. A Butler le llama la atención que se haya tomado el esfuerzo de hacer el encargo, pudiéndolo haberlo hecho él mismo. Para beneficio de todos, Brod no acata las instrucciones y se los lleva a Israel, después de haber logrado la impresión de El proceso, El castillo y Amerika.

Allá y en el momento de su muerte, le lega las cajas de documentos a su secretaria Esther Hoffe, con la precisa instrucción de que sean entregadas a la Universidad Hebrea o a la Biblioteca de Tel Aviv. Tampoco se entiende por qué no lo había hecho Brod antes, ni por qué Esther debería obedecer a alguien que pasó a la historia precisamente por no seguir instrucciones. Se entiende major la actitud de la antigua secretaria cuando se descubre que vendió en 1988 -a casi treinta años de la muerte de Brod- el manuscrito de El proceso en dos millones de dólares. Al morir a los 101 años, Esther le hereda el archivo a sus hijas, Eva y Ruth, con la instrucción de que hagan con lo que queda de Kafka la mayor ganancia posible.

Es en ese momento que empieza el juicio para establecer quién es el verdadero propietario de los papeles de Kafka, porque las autoridades de Israel consideran que pertenecen al pueblo judío y que, por lo mismo, deben albergarse en alguna institución israelita, por ejemplo la Biblioteca Nacional de Tel Aviv -como finalmente dictaminó la Suprema Corte de aquel país, en agosto de 2016-. Dicho planteamiento fue el que provocó el artículo de Judith Butler. ¿Se debe considerar a Kafka como escritor judío, y judío de Israel?

En mi caso, traer a cuento a Kafka fue provocado por la propuesta que hicieron Eva y Ruth poco antes de que se diera la resolución. Las hermanas decidieron poner todos los documentos en una sola caja, rechazaron cualquier tipo de escrutinio y de validación de los mismos, y propusieron que la caja se pesara y se vendiera por kilo al mejor postor. Subrayo: sin acceso a revisar los materiales. Lo que conduce al punto central de este artículo: el valor de un archivo, más allá de su peso, lo adquiere a través del reconocimiento y evaluación de un tercero; generalmente de un especialista en la materia que convierte en un santiamén unos papeles viejos en un archivo.

¿De quién es José Rolón?

Con los papeles de Kafka y la nueva ley de archivos de México en mente -propuesta en 2018 para entrar en vigor este año- quiero recuperar una historia que apareció hace ya dos años en Proceso (22 de enero de 2017 bajo el título "Acusan nietas de José Rolón despojo de su archivo musical"), que relataba una situación que ocurre frecuentemente en nuestro país: un investigador se hace de los documentos del compositor mexicano José Rolón (1876-1945) -por lo general, papeles sueltos y desordenados- de alguien...

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