Puro oído

MÉXICO, DF.- LA LUCHA por el balón es incansable, un mar de piernas se agita ferozmente en el medio campo para llevarlo a la portería contraria guiadas por el sonido generado por los balines dentro de la pelota al rodar.

En el futbol para ciegos, la fuerza viene del corazón y el orgullo de ser los mejores los lleva a protagonizar grandes encuentros en los que su limitación visual queda de lado, ya que son unos guerreros de las canchas del Deportivo Francisco Mina de la Colonia Guerrero, en el Centro de Atención Integral a Personas con Discapacidad, ubicado en la calle de Mina, número 34.

Son seis jugadores por cada equipo, cuatro ciegos, un débil visual y uno más que sí ve, quien se encarga, en la mayoría de los casos, de distribuir el balón desde la defensa para que sus compañeros, apoyados en su oído y excelente sentido de la ubicación se encarguen de perforar la portería rival.

El balón es de plástico y en su interior tiene alrededor de 200 balines o municiones para ganar peso, pero sobre todo para que suene al rodar por la cancha o al surcar los aires, con lo que los jugadores pueden darle vida a este juego.

"Venimos a sacar el estrés y todo lo de la semana, además de la emoción que sentimos al ganar. El hecho de no ver no quiere decir que no podamos jugar al futbol", dice Carlos Rodríguez Magaña, quien a los 7 años perdió la vista como consecuencia de un golpe en la cabeza.

Más que utilizar las piernas o la cabeza, estas personas se guían por el corazón, del que nacen las ganas no sólo de vencer al rival en turno, sino de golear a su discapacidad visual, porque con el simple hecho de participar ya son ganadores.

Los partidos constan de dos tiempos de 30 minutos. En el torneo, que tiene más de diez años, participan seis equipos: Pumas, Cruz Azul, Boca, Argentina...

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