"Quiero que mis hijos tengan una vida tranquila"

AutorYetlaneci Alcaraz

BERLÍN.- Merve Aydin mira a la cámara y con una sonrisa inocente afirma: "No somos en absoluto peligrosas; se los puedo asegurar. Cuando salimos (de Alemania) nuestro único objetivo era reunirnos con nuestra familia. (...) Lo único que quiero ahora es volver a mi casa con mi mamá, mis hermanos y tener una vida normal".

A su lado, con una expresión más seria y adusta y con uno de sus pequeños sobre su regazo, Sandra Mayer es rotunda: "Deseo volver a Alemania lo más pronto posible. Quiero que mis hijos tengan una vida tranquila y segura, y aquí es un horror".

Las dos jóvenes madres portan el hiyab (velo) y además de la religión islámica comparten la nacionalidad. Ambas decidieron en 2014 dejar a sus familias y su vida en Alemania para seguir a Siria a sus esposos, combatientes yihadistas del Estado Islámico (EI). Hoy, junto con sus respectivos hijos, son prisioneras en uno de los campamentos levantados por las fuerzas kurdas en la periferia de la ciudad de Qamishli, en el norte sirio.

Un equipo televisivo de Der Spiegel tuvo acceso a ellas. Merve, originaria de Hambur-go, y Sandra, de Múnich, decidieron unirse al EI por amor a sus parejas, según narraron al semanario alemán. Vivieron en Raqa, la capital del autodenominado califato, donde aseguran que tuvieron una vida tranquila y "feliz", ocupándose del hogar y la crianza de los hijos. Sobre la crueldad y actos bárbaros cometidos al amparo de la Guerra Santa que inició el EI contra Occidente, no hablan o dicen no tener conocimiento.

El año pasado, cuando las Fuerzas Democráticas Sirias -encabezadas por las milicias kurdas y apoyadas por Estados Unidos- bombardearon y recuperaron Raqa, las dos mujeres huyeron con sus hijos de la ciudad. Posteriormente fueron detenidas y llevadas a los campamentos que sirven como prisión para los seguidores y combatientes del EI en el norte de Siria e Irak.

Trump, intransigente

Merve y Sandra son dos de los centenares de ciudadanos alemanes detenidos en las prisiones kurdas por sus vínculos con la milicia radical islámica y que representan para Alemania un asunto de Estado no sólo delicado, sino sumamente incómodo.

Ya el pasado 16 de febrero el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, puso el dedo en la llaga al exigir públicamente al Reino Unido, a Francia y a Alemania que se encarguen y enjuicien a sus cerca de 800 ciudadanos combatientes del EI capturados en Siria.

"La alternativa no es buena, pues nos veremos forzados a liberarlos. Estados Unidos no...

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