Racismo mexicano: venganza o redención

AutorAgustín Basave

Molina, como sus preceptores, pensaba que el problema era la heterogeneidad étnica. Para abordarlo tuvo que torcer el instrumental evolucionista que recibió en el porfirismo postrero y exaltar la única uniformidad posible del México pluriétnico: la del híbrido que Spencer despreciaba. Su error estaba en las premisas: ni la pluralidad era indeseable ni el modelo de nacionalidad etnográfica de Mancini era ineluctable. En esto desbarraron todos. Pero fue él, don Andrés, quien creó la teoría pigmentocrática, que sostenía que los criollos concentraban el poder y marginaban a las castas "inferiores". La injusticia terminaría por obra y gracia del mestizaje y el consecuente surgimiento de una sociedad sin razas.

Eso que yo bauticé como "mestizofilia" (México mestizo, FCE, 1992) se arraigó en la posrevolución. Los sucesores de Molina Enríquez en esa corriente de pensamiento, Gamio y Vasconcelos, contribuyeron a que el mito del mestizo permeara en el inconsciente colectivo e hiciera las veces de argamasa nacionalista. Mas he aquí que, en las décadas posteriores a su publicación, la obra seminal de Warman, Bonfil et al (De eso que llaman antropología mexicana, Nuestro Tiempo, 1970), conquistó a nuestra intelligentsia y se sentenció que el mestizaje fue un etnocidio. Pasamos entonces de un extremo a otro. Si el multiculturalis-mo tuvo el mérito de reivindicar las culturas de los pueblos originarios, víctimas del exceso occidentalizante, a mi juicio se excedió al satanizar la mezcla y resaltar la pureza, así haya sido la indígena. De este modo se entronizaron en buena hora el derecho a la diferencia y en mala hora la separación y el aislamiento. Y es que el primer paso hacia la discriminación es pintar una raya ante la otredad, el segundo es decretar su inferioridad y el tercero condenarla a la marginación. Por eso las acciones afirmativas mezclan, confunden, borran líneas divisorias.

Pues bien, resulta que en las últimas semanas se ha puesto en boga en redes y medios un debate en torno a nuestro racismo que me recuerda, guardando las enormes distancias, el que detonaron los multicul-turalistas radicales. Lo primero que hay que recordar es que el tema, que para algunos es una revelación, tampoco es nuevo. Se pueden leer artículos sobre la discriminación del mestizo urbano -no solo del indígena- que datan de hace más de una década, entre ellos tres míos en Excélsior, en 2008 y 2009, que luego amplié e incluí en un...

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