La radicalidad zapatista

AutorJavier Sicilia

Una crítica radical es aquella que no sólo es capaz de identificar un mal en sus raíces, sino que al identificarlo propone y genera un tratamiento apropiado para combatirlo. Por el contrario, una postura extremista es aquella que quiere romper cualquier frontera, cualquier límite, cualquier territorio, cualquier vida.

Si algo caracteriza al zapatismo desde su levantamiento en 1994 es, en primer lugar, la identificación de la raíz de un mal que 20 años después ha derivado en el horror que padecemos –crecimiento de la miseria y el despojo; franjas inmensas de poblaciones en estado de indefensión; vínculos profundos entre el Estado, el crimen organizado y el mercado global; inoperancia de los partidos y de la clase política; zonas del país balcanizadas por el crimen; destrucción cada vez más acendrada del campo, de las culturas vernáculas y del medio ambiente–. Esa raíz –no han dejado de señalarlo durante 20 años con un lenguaje nuevo– es el capitalismo –un pensamiento extremista– o, para evitar confusiones, la economía moderna, de la que también son solidarias la mayoría de las llamadas izquierdas. Su característica es la meteórica reducción de todo –hombres, mujeres, niños, seres vivos y objetos inertes– al lenguaje del valor y del dinero, a su explotación para maximizar capitales bajo la lógica del progreso, el crecimiento y la penetración de los principios del mercado en todas las actividades.

Al identificar y exhibir esta raíz, los zapatistas han mostrado que ese desorden económico, del cual el Estado se ha vuelto gestor autoritario, ha adquirido una nueva manera de la desmesura: no sólo explota y separa al productor de sus medios de producción reemplazando su autonomía por la subordinación a empleos mal pagados y a las instituciones cada vez menos eficientes y más corruptas del Estado, sino que ahora genera franjas de despojados, de seres sin protección, sin tierra, sin vida, susceptibles de ser usados por formas más perversas del capital: la trata, la extorsión, el secuestro, la esclavitud, el crimen. Nos han mostrado también que la guerra de la economía moderna contra la vida, esa guerra que incluye la del narco, ha generado el miedo, la incapacidad organizativa y de respuesta de la reserva moral del país y la desterritorialización de casi todo.

Dicha característica del zapatismo ha ido, en segundo lugar, acompañada de un tratamiento apropiado para enfrentar esa realidad extrema. Su radicalismo consiste también en haber creado en las...

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