Las rayitas de la condena

AutorElena Poniatowska

Los hijos de Gustavo Díaz Ordaz, que pudieron hacerlo, estaban dedicados al rock & roll. Una vez fui a una comida de El Universal y habían invitado a don Alejandro Gómez Arias, tú lo recuerdas, yo no llevaba mucha amistad con él pero éramos conocidos. Al entrar busqué a quién acercarme, vi la cabeza blanca de Heber-to por allá, me dirigí directo a él, me abrazó muy afectuoso como siempre, yo sentí que mucha gente volvía la cabeza para vernos y alcancé a oír a no más de dos metros que alguien dijo:

"-A éste hombre lo van a matar. Era Alejandro Gómez Arias.

"-No, por favor don Alejandro no diga eso.

"-Es que te acercas mucho al toro.

"Ya he oído esas opiniones, incluso Julio Scherer en un momento dado me dijo: 'Mira Rogelio, yo te pido que le bajes porque estamos en un problema. Ahorita entraron los duros, Fulano, Zutano, Perengano...' En esa ocasión se refería a Gutiérrez Barrios y a un político de Jalisco, que era un policía muy tremendo cuando empezó el sexenio de Salinas, el otro era García Pa-niagua, y del cuarto no me acuerdo.

"Scherer insistió: 'Ahorita como estás, cuidado'.

"Me he dado cuenta y lo he podido agradecer -siquiera mencionándolo-, que hay gente que de alguna manera ha tenido la posibilidad de protegerme y lo ha hecho, profesionistas de todo tipo que tienen un peso moral en México y, en un momento dado -no tengo evidencia de lo que han hecho concretamente-, han intervenido a mi favor. Sé que los que me quieren y aman mi trabajo me han protegido. Estar muy cerca del fuego propicia que te dañen o te quieran eliminar.

"No tengo evidencias de que un momento haya sido más peligroso que otro, simplemente sé que en esta profesión (y dadas las características de mi trabajo), puedo enemistarme con mucha gente. El asesinato de Manuel Buendía en 1984, fue un escándalo mayor y una advertencia, pero todos suponemos (y creo con cierta razón), que él llegó a tocar algunos puntos particularmente peligrosos para los políticos corruptos. Probablemente tenía mucha información acerca de los nexos del narcotráfico con políticos de alto rango. Por eso planearon su asesinato. Nunca lo vamos a saber. El camino del periodismo es peligrosísimo. Las estadísticas de periodistas asesinados en México rebasan con mucho a las de otros países. No todos son periodistas conocidos, matan a gente de las bases; maestros, jóvenes militantes, campesinos sin un gran nombre. No sé si un día vamos a poder medir hasta dónde llegan los riesgos que uno corre al escoger...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR