Se reavivan viejos y oscuros lazos con Brasil

AutorFrancisco Marín

VALPARAÍSO, CHILE.- El triunfo en las elecciones presidenciales de Brasil del capitán retirado y exdiputado ultraderechista Jair Bolsonaro trae a la memoria el relevante y poco conocido papel que jugó la dictadura brasileña (1964-1985) en el derrocamiento del presidente Salvador Allende y en la posterior implantación de un sistema de torturas contra los detenidos.

Primer país en reconocer a la junta encabezada por Augusto Pinochet, Brasil fue tanto o más importante que Estados Unidos en la consolidación del régimen militar chileno.

El presidente electo de Brasil -que asumirá el próximo 1 de enero- ha manifestado a los cuatro vientos su admiración por la dictadura brasileña y se ha mostrado sádico y temerario en relación con el proceder de ésta: en 2016 llegó a decir que el error que cometieron los militares fue "torturar y no matar" a sus adversarios.

Pero el verdadero modelo político y económico de Bolsonaro no está en el Brasil de los militares, que impulsaron muchas políticas de corte estatista, sino en el Chile neoliberal instalado a sangre y fuego por Pinochet.

Expresión de lo anterior es el mensaje de condolencias enviado por este diputado ultraderechista el 10 de diciembre de 2010 -día de la muerte del dictador- a su nieto homónimo. Allí subrayó que el general chileno "derrotó en plena Guerra Fría al modelo marxista" y que "el mundo sabe que el elevado índice de desarrollo humano que disfrutan los chilenos en mucho se debe a las acciones desarrolladas por el gobierno de Pinochet".

Esa admiración por el modelo chileno se mantiene y es extensiva a todo su equipo. Tanto, que el diputado y casi seguro jefe del gabinete ministerial de Bolsonaro, Onyx Lorenzoni, aseguró al diario La Tercera, el 28 de octubre, que Chile será la primera nación que visitará el nuevo presidente de Brasil y que "Chile para nosotros es un ejemplo de país que estableció elementos macroeconómicos muy sólidos, que le permitieron ser un país completamente diferente de toda Latinoamérica".

De hecho, quien figura como cerebro económico del equipo de Bolsonaro, Paulo Guedes, es un reconocido neoliberal que estudió en la Escuela de Economía de la Universidad de Chicago -cuyo patriarca era Milton Friedman- y allí pudo establecer vínculos con algunos de los numerosos estudiantes chilenos que pasaron por esa escuela y que a partir de 1975 tomaron el control de la economía en Chile.

A principios de los ochenta, Guedes fue profesor del Departamento de Economía de la Universidad de Chile, donde profundizó sus relaciones con los "Chicago boys" chilenos, que controlaron la economía local, sobre todo a partir de 1975.

Ellos establecían por entonces una revolución capitalista basada en la privatización de todas las esferas de la economía y en la apertura de las fronteras a la importación indiscriminada de manufacturas, lo que tuvo como consecuencia la destrucción de la industria nacional, haciendo a Chile un mero exportador de materias primas.

"La clave del futuro"

La prueba oficial de la...

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