El reclamo contra México

AutorVelia Jaramillo

Ciudad de Guatemala.- Primero fue la estupefacción. Luego el duelo. Hoy, el reclamo. Tras la masacre de 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas, los gobiernos centroamericanos transitaron de un cauto reclamo a una defensa frontal de sus connacionales que se hallan de paso en México.

Presionadas por la opinión pública de sus países, las cancillerías regionales han denunciado desde 2010 el estancamiento en las investigaciones de los secuestros contra sus ciudadanos, la complicidad de autoridades mexicanas y se muestran preocupados por los nuevos casos de plagios que el gobierno de México niega. Notas de reclamo y desmentidos son la constante.

Además, los ministros de relaciones exteriores de la región decidieron unificarse en sus demandas ante las autoridades mexicanas, montar conjuntamente consulados en regiones donde los migrantes están siendo secuestrados y realizar sus propias investigaciones en casos de secuestro. Esta estrategia concertada generó una fuerte presión para México.

Las autoridades regionales ya estaban en alerta cuando a finales de agosto de 2010 fueron informadas del hallazgo de 72 migrantes, principalmente centroamericanos, ejecutados por grupos criminales en un rancho en San Fernando, Tamaulipas, después de un intento de extorsión y reclutamiento forzoso.

Desde marzo de 2010 la oficina del exterior hondureña hizo un recorrido por la ruta del migrante en México. “Nos percatamos de que se estaban dando secuestros de migrantes centroamericanos de manera alarmante”, recuerda el vicecanciller de Honduras, Alden Rivera.

Agrega que acudió ante las autoridades para comunicarles sus hallazgos. “Encontramos una especie de rechazo oficial entre representantes de seguridad locales, representantes de los alcaldes de Veracruz, San Luis Potosí, Estado de México y el Distrito Federal.

“Muchos de los secretarios de Seguridad Pública negaron que hubiera glagios; dijeron que había una especie de alarma generalizada, pero que no tenían conocimiento de hechos concretos”, recuerda el diplomático.

En la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y el Instituto Nacional de Migración (INM), Rivera encontró mejor respuesta. En estas dependencias, asegura, se conocía poco acerca de estos ilíictos y el tema aún no había alcanzado niveles de preocupación. “Poco a poco logramos que las autoridades fueran reconociendo la presencia creciente del fenómeno y se le diera seguimiento”.

Meses después, en agosto, la masacre de San Fernando confirmó la gravedad del problema. La mayoría de los muertos eran hondureños. “Repatriamos 22 cadáveres y estamos en vías de identificar a siete más que posiblemente serán repatriados la próxima semana”, explica el diplomático.

De igual manera vivieron esos días las autoridades guatemaltecas, quienes ya venían denunciando que “los actos hostiles y a veces delictivos en contra de la comunidad migrante no son aislados, sino una práctica sistemática en territorio mexicano”, comenta el vicecanciller Érick Maldonado.

Sin embargo, los asesinatos de Tamaulipas se convirtieron en un caso paradigmático, expone el diplomático. “En primer...

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