Y el referéndum va

AutorAlejandro Gutiérrez

MADRID.- El auge soberanis-ta catalán sumió a España en una de sus peores crisis políticas desde el restablecimiento de la democracia. En sesión urgente del pasado 29 de septiembre, el Tribunal Constitucional (TC) dictó la suspensión cautelar de la Ley de Consultas de Cataluña y el decreto de convocatoria del referéndum independen tista firmado por Artur Mas, presidente del gobierno regional.

Pese a la orden del TC, Mas anunció el miércoles 1, en el Parlamento de Cataluña: "No rectificaré en la voluntad de que el pueblo catalán pueda votar y decidir su futuro". Envalentonado por las masivas movilizaciones independentistas que tuvieron lugar el pasado 30 de septiembre en varias ciudades catalanas, advirtió que "mientras en Cataluña se den estas condiciones, el presidente de la Generalitat (el gobierno autónomo) actuará de acuerdo con esta mayoría social y política".

Pese a que el gobierno de España ponga "todos los obstáculos", señaló desafiante, "en lo que de mí depende, reitero que este proceso se acabará votando y votando la pregunta acordada", que en realidad son dos: "¿Quiere que Cataluña sea un Estado?", y de contestar sí, la siguiente es: "¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente?"

Su estrategia -respaldada por los seis partidos nacionalistas, que representan 80% del Parlamento- es "presionar" y poner contra las cuerdas al Constitucional. Así lo demuestran los dos recursos que la Generalitat presentó el miércoles 1 al TC, en los cuales pide que se levante la suspensión de la ley porque lo contrario tendría "consecuencias imprevisibles y perjuicios de carácter irreversible y no reparable".

El documento cita una resolución del Consejo de Europa, que plantea que cuando los ciudadanos son privados de sus derechos a participar en la toma de decisiones políticas, se da paso al "extremismo político e incluso a la violencia".

Tras meses de inmovilismo ante este desafío, el gobierno de Mariano Rajoy promovió la impugnación de la ley catalana y de la convocatoria a la consulta con el argumento de que la Constitución no faculta a la Generalitat a convocar a un referéndum ni a declarar unilateralmente la independencia.

Hasta ahora la hoja de ruta de Rajoy se centra en el campo jurídico para impedir la consulta, pero aún no hay un posicio-namiento sobre esa creciente base social que reclama su derecho a decidir ni hay una operación política para atender el creciente malestar catalán.

Por el contrario, su gobierno ha sido evasivo y provocador. Como sucedió con el ministro de Educación, José Ignacio Wert; al impulsar su reforma educativa insistió en que se debe "españolizar a los alumnos catalanes", desconociendo las costumbres y la lengua de esa región y provocando una enorme irritación en Cataluña.

El malestar con la habitual insensibilidad de Madrid es creciente en esta comunidad autónoma, cuya población de 7 y medio millones de habitantes constituye 16% de la población total de España; su economía es influyente, pues representa 19% de la española.

Los argumentos de Rajoy, como lo hizo en la víspera del referéndum escocés en el Congreso de los Diputados, son que "Europa se hizo para integrar Estados, no para desintegrarlos". Y sin citar a Cataluña, señaló que un referéndum como el escocés es "un torpedo...

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