Reforma secreta, retroceso democrático

AutorErnesto Villanueva

Primero. Desde hace al menos cinco años Australia, Brunei, Canadá, Chile, Estados Unidos, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam negocian ese TPP que, de entrada, no trata sólo de circulación de bienes y servicios, algo propio del libre comercio. Lo anterior empezó a generar dudas y sospechas, porque el contenido de ese proyecto normativo es secreto. Nadie tiene acceso al contenido total del texto.

Este hecho no puede seguir la ruta de la opacidad porque en México, se supone, impera la máxima publicidad, además de ser una práctica habitual poner a discusión de la sociedad los proyectos legislativos. Al menos, los legisladores tienen acceso a esos borradores y tienen posibilidad de emitir sugerencias, comentarios y modificar, en su caso, algunas partes.

En la discusión del TPP ni los senadores mexicanos -quienes en su momento deberán ratificar el tratado una vez firmado por el presidente, para que surta plenos efectos jurídicos- tienen conocimiento del contenido.

En este caso, los senadores no tendrán ningún margen de maniobra: lo ratifican o no, pero no pueden sugerir el cambio ni de una coma. Por regla general, los tratados y convenciones contienen derechos más avanzados que los existentes en el país, razón por la cual se ha logrado que con la reforma constitucional de 2011 esas disposiciones tengan un nivel de norma constitucional. Hoy este proyecto es la excepción.

El mecanismo ordinario para reformar, suprimir o ampliar el contenido normativo de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos sigue un proceso complejo por tratarse de la máxima norma jurídica del país. Cualquier modificación se debe aprobar por las dos cámaras del Congreso; después, someterla a la aprobación de la mitad más uno de los congresos de los estados de la República y al final debe ser promulgada por el presidente de la República y publicada en el Diario Oficial de la Federación. La vía de los tratados y convenciones, en cambio, es fast track porque generalmente vienen a refrescar el marco normativo con normas protectivas y progresistas. Hoy no es el caso.

Segundo. Gracias a las filtraciones de WikiLeaks y al acceso a varios extractos del proyecto -el cual, paradójicamente, sí conocen en su totalidad los lobistas de las grandes empresas, para hacer sugerencias-, se puede saber que no se trata de un tratado inocuo para la mayoría de la población. Al contrario. Su contenido se ha mantenido en secreto porque se tratan cuatro ejes...

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