Regeneración

AutorFabrizio Mejía Madrid

El descubrimiento de la regeneración, relatado en el libro de Trembley, Memorias para la historia de un tipo de pólipo de agua dulce cuyos brazos parecen cuernos, desató una fiebre para observar de primera mano el fenómeno. Escribe Newth sobre esta calentura ante-robes-pierriana: "En 1768 los caracoles de Francia sufrieron un ataque sin precedentes. Miles de ellos fueron decapitados para saber si, como afirmaban Spallanzani, Reamur, Bonnet y Trembley, la pérdida de la cabeza no necesariamente traía consigo la muerte. Fue la primera de las ramas de la experimentación científica que realmente se popularizó". Sobre ello, Voltaire le escribió a madame du Deffand, que era ciega: "Lo lamento por los caracoles pero no por la posibilidad de que sus ojos pudieran ser regenerados. Quizás en un futuro próximo, los hombres puedan hacer regenerar sus propias cabezas. Hay muchas personas para quienes un cambio así difícilmente sería para lo peor".

En un inicio, algunos enciclopedistas tomaron el asunto a relajo. Voltaire se burló de esos "pólipos-insectos": "Se parecen a un animal tanto como una zanahoria". Diderot, en El sueño de Alembert, inventó para la ciencia-ficción la planta depredadora que habitaba Júpiter y Saturno. Más serio, Rousseau enlistó "la regeneración" como uno de los siete problemas filosó-fico-científicos sin solución. Por un lado, la "regeneración" reforzaba la idea de que el mundo estaba organizado en una escala que iba de lo más simple hasta llegar a la cúspide del "Hombre". El "pólipo" era el eslabón perdido entre las plantas y los animales. Naturalistas como Charles Bonnet dedicaron el resto de sus vidas a encontrar esos eslabones, por ejemplo, entre rocas y vegetales, a la manera de Aristóteles. Pero lo que contradecía al filósofo griego era la necesidad de la generación sólo por la vía de aparearse dos sexos. Si un organismo podía regenerarse, quizás la unidad de la naturaleza no era tal. Así, para protegerla, los naturalistas viviseccionaron cuanto animal encontraron parecido a la especie del agua dulce: serpientes, cangrejos, ranas, gusanos. Los obispos atribuyeron el nacimiento de Eva de la costilla de Adán "a la manera del pólipo". Lo que no pudieron resolver fue la pregunta blasfema: si una parte puede ser el todo, ¿dónde se aloja el alma? Era la primera vez que la parte arrancada -en salamandras o la cola de las lagartijas- no moría, sino que generaba por sí misma, orientada por una conciencia perturbadora, una nueva...

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