Rehabilitan con violencia

METRO/ Redacción

Antes de ser bañado con agua fría mientras vomitaba sangre, Juan Sánchez Durand fue golpeado por los 11 internos de un supuesto centro de rehabilitación para alcohólicos y drogadictos, en un acto de iniciación conocido como cobijazo.

El ritual, que consistió en envolver a Sánchez Durand en una cobija para inmovilizarlo y tener la oportunidad de golpearlo en repetidas ocasiones, fue realizado sólo dos días después que ingresara a la Casa de Regeneración Tesoros Escondidos, en Silverio Pérez manzana 3 lote 2, Colonia San Miguel Teotongo.

"Después que lo golpearon, me hablaron a la casa porque mi hermano estaba vomitando sangre, él estaba casi inconsciente, pero me alcanzó a decir que lo habían golpeado con cobijas, lo cual me pareció una incoherencia en ese momento. Sin embargo, lo del cobijazo lo confirmó un interno que fue testigo y que se escapó esta misma semana por miedo a que le pasara lo mismo.

"Los obligaban a participar en la golpiza o de lo contrario recibían el mismo castigo", dijo Edith, hermana de Sánchez Durand.

Los familiares de Sánchez Durand, quien después de su iniciación fue llevado de emergencia al Hospital de la Comunidad Europea con fractura de cráneo y otras lesiones, denunciaron los hechos y policías judiciales detuvieron a Carlos Cerón Ruiz, conocido como el padrino de la Casa, y tres personas más, que son investigadas.

Según vecinos de la zona, Cerón Ruiz, también conocido como El Matrix, es un interno que por su antigüedad tiene ciertas concesiones, como portar las llaves de la casa y salir esporádicamente.

Encargados del anexo, como se le denomina a este tipo de centros donde las personas quedan en calidad de internos o anexados, aseguraron que la casa de regeneración basa su sistema de rehabilitación en la religión cristiana y la lectura de la biblia, no en los talleres ocupacionales que promueve a través de volantes.

La Casa está registrada ante la Secretaría de Gobernación como Asociación Civil Centro al Servicio de la Comunidad Fe, Esperanza y Amor.

Sánchez Durand, de 35 años, había sido anexado el domingo 19 por su hermana Edith, luego de que cayera en una depresión que lo regresó al alcoholismo tras diagnosticársele cirrosis.

Ya llevaba cuatro meses sin trabajar y varios años de haber dejado atrás sus estudios de químico laboratorista y programador de computadoras.

Internado en el Hospital de la Comunidad Europea, Sánchez Durand tiene un pronóstico de vida adverso. Desde el día del cobijazo...

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