Las remoras del Operativo Chihuahua

AutorJorge Carrasco Araizaga

En pleno desarrollo del operativo, en septiembre de 2008, el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedeña) viajó a Coahuila, donde encabezó una reunión de comandantes en la XI Región Militar, con sede en Torreón y que abarca a los estados de Coahuila y Chihuahua. El comandante de esa base entonces era el general de división Mario Marco Antonio González Barreda, quien hasta la semana pasada fue inspector y contralor general del Ejército.

En la junta también estuvo Felipe de Jesús Espitia Hernández, quien fungía como comandante de la 5a Zona Militar, con sede en Chihuahua, Chihuahua, y responsable directo del operativo conjunto. También asistieron los jefes de la 6a Zona Militar, con sede en Saltillo, Coahuila, y de la 42 Zona Militar, en Parral, Chihuahua, así como los de Guarnición de la Región, entre ellos el general de brigada Manuel de Jesús Moreno Aviña, comandante de la Guarnición de Ojinaga.

Las instrucciones del general Galván fueron muy duras, pero no precisas, dice el abogado Víctor Alonso Tadeo Solano, defensor del teniente coronel José Julián Juárez Ramírez, comandante de la Tercera Compañía de Infantería No Encuadrada (CINE), procesado por delitos contra la salud cuando estuvo al mando de esa unidad, pero sin que hasta ahora se haya comprobado su responsabilidad.

Cada quien interpretó a su manera la línea dura de Galván, lo que explica el surgimiento del "pelotón de la muerte" en la CINE, al que se le atribuye por lo menos la desaparición de tres personas en Ojinaga entre junio y agosto de 2008, dice el litigante.

El abogado representa también al capitán primero cirujano dentista Luis Mariano Victoria Ordaz, al sargento segundo Rubelio Feliciano Flores, así como a los cabos Darío Oluarte Muñoz, José Abel González Duarte y Pascual Domínguez Zepeda, de sanidad; todos ellos del arma de Infantería y acusados en distinto grado de las desapariciones de los tres detenidos por militares de la CINE por sus presuntas relaciones con el narcotráfico, aunque en el caso del cirujano dentista Victoria Ordaz éste fue acusado sólo por haber acudido a certificar la muerte de una de esas personas.

En aquella reunión, el general Moreno Aviña informó al titular de la Sedeña que como parte de las innovaciones ordenadas estaba utilizando camionetas aseguradas a la delincuencia y que eran pintadas y rotuladas como si fueran del Ejército.

"Acepto que ordené que se pintaran como cinco vehículos asegurados para trabajar y obtener resultados en...

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