Una rendija de esperanza para Mireles

AutorJosé Gil Olmos

El doctor José Manuel Mireles Valverde lleva un año en prisión acusado de posesión de cocaína y armas de uso exclusivo del Ejército. Sin embargo, su hermana Virginia asegura que es un preso político y que las autoridades lo castigaron con dilaciones absurdas a su proceso.

Tras una huelga de hambre de tres días por parte de Virginia Mireles y de protestas en varias partes del país, el viernes 3 la Procuraduría General de la República (PGR) abrió la posibilidad de dejar libre al exlíder de las autodefensas de Michoacán, recluido en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) de Hermosillo, Sonora.

Tras una reunión con Virginia Mireles, la procuradora general, Arely Gómez González, informó del desistimiento del recurso de revisión del caso y dejó en manos del juez de distrito la posibilidad de dejarlo libre junto con sus tres escoltas, detenidos el 27 de junio de 2014, acusados de portación de armas de uso exclusivo del Ejército y delitos contra la salud.

Mientras tanto, Mireles está postrado en una silla de ruedas a causa de una lesión en la columna vertebral y tiene diabetes. Desde hace un mes espera una intervención quirúrgica... que no llega.

Para mitigar el dolor le inyectan sedantes que lo tienen adormilado casi todo el tiempo, dice Virginia a este semanario.

Briana Mireles, hija del médico de Te-palcatepec, a quien visitó el 26 de junio, asegura que su padre está bien atendido por tres médicos y explica que su evidente baja de peso se debe a que le pusieron una dieta especial para controlar su diabetes y poderlo operar.

"No está tan mal; está mejorando, pero no lo han podido operar porque, cuando ya iban a hacerlo, la prensa se enteró y al publicarse la información las cosas se complicaron. Al revisar los hospitales encontraron gente armada y reporteros y eso impidió que lo operaran", precisa Briana, consultada telefónicamente.

"Visité a mi hermano el 18 de junio; me dieron la oportunidad de estar con él tres horas -relata Virginia, excandidata a diputada federal por Movimiento Ciudadano-. Normalmente cada 40 días permiten la visita sólo a tres personas. A mí me toca verlo cada 90 o 100 días, porque nos repartimos las visitas con la familia."

Ese día, agrega, "vi a un hombre muy adelgazado, en silla de ruedas, con suero, porque le están dando analgésicos muy fuertes para el dolor de la columna. No se pudo levantar a saludarnos.Trató, pero no pudo. Estuvo sentado toda la visita, dijo que tiene buena atención médica, pero aun así...

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