Repartió a sus anchas

Deja can tal huella que hasta sus rivales lloraron su partida

'ERA UN TIPAZO'

Entregado al máximo, así es como recuerda Canek a Pedro Aguayo, ex rival, compañero en el cuadrilátero y también un amigo en la vida diaria.

El Príncipe Maya añora aquellos tiempos junto al rudo en los cuadriláteros.

"Era un tipo peligroso, porque tenías que andar a la vanguardia; tenías que andar a la altura de su trabajo y tratando de no dejarte. De contrario era más difícil", relata el luchador.

"Era un tipazo. En Japón, a donde andábamos, siempre andábamos haciéndonos bromas", explica el legendario luchador.

Era tal la fiereza que Aguayo Damián proyectaba en el ring, que hasta las herederas de Canek llegaron a tenerle miedo en algunas ocasiones.

"Una ocasión íbamos a Toluca. Yo no tenía en qué irme y pasó a la casa por mí. Mis hijas bien nerviosas: 'Papá, no te vayas con él; no te vaya a hacer algo en la carretera'", cuenta.

SE DABAN A LLENAR

El rival más fuerte al que se enfrentó Máscara Año 2000 fue el Perro Aguayo.

El Can de Nochistlán se convirtió en una verdadera pesadilla para el Capo, al ser el Pulgoso quien lo dejó sin máscara en 1993 en la Plaza de Toros.

A pesar de ello, para Chucho Reyes fue un honor medirse a tal oponente, del que aprendió y creció, dentro y fuera del ring.

"Eran unos verdaderos agarrones. Siempre que nos enfrentábamos no nos guardábamos nada, nos dábamos a llenar. Dentro de nuestra rivalidad me tocó perder la máscara y la cabellera con él, pero tener una rivalidad con el Perro Aguayo no cualquiera; era de otro nivel.

"Y es que hablar del Perro Aguayo es hacerlo de uno de los señorones de la lucha libre, de un ejemplo a seguir. En pocas palabras, sin temor a equivocarme, es uno de los símbolos de la lucha libre", destacó Máscara Año 2000.

UN RUDO COMO POCOS

Una gran persona, un luchador de los mejores y un gran rival, así es como describe el legendario Cien Caras al extinto Pedro Aguayo.

Quién mejor para describir al Can de Nochistlán que Carmelo Reyes. En 2000 y en 2005, protagonizaron batallas de apuesta de cabelleras en la Arena México y en las dos, el mayor de los Hermanos Dinamita cargó con la derrota.

"Eran muy buenas luchas. Iba muy motivado siempre, porque iba con un gran rival", recuerda el mayor de los Dinamita.

"Se siente tristeza porque se van grandes personas y se extrañan en el ambiente de la lucha. Siento tristeza. Todo se quedaba en el ring, afuera ni amigos ni enemigos".

Aunque ya no lucha, Cien Caras admira la...

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