El reparto de Tijuana

AutorRicardo Ravelo

Tijuana, B.C.- Considerado el cártel con mayor evolución en menos tiempo, y con amplias conexiones en una decena de entidades donde se da por hecho que dispone de protección oficial, La Familia Michoacana se apresta a establecer su dominio en esta plaza, la más boyante en el tráfico de drogas después de Ciudad Juárez y Nuevo Laredo.

Los jefes de esta organización, en alianza con el cártel de Sinaloa, que encabeza Joaquín Guzmán Loera, comenzaron a operar en esta ciudad fronteriza presuntamente con el respaldo de mandos del Ejército Mexicano y mantienen estrechos contactos con el cártel de Tijuana, cuyo líder, Luis Fernando Sánchez Arellano, les autorizó el ingreso a esta ciudad previo acuerdo de pagar el llamado “derecho de piso”, es decir, una cuota por cada cargamento que cruza a Estados Unidos a cambio de utilizar el territorio y la infraestructura de protección al tráfico de drogas.

Tan pronto se estableció este acuerdo, a finales de 2009, Tijuana repuntó como plaza del narcotráfico, bajó sus niveles de violencia de alto impacto –no así la inseguridad, pues los secuestros y robos prevalecen –y tres cárteles operan aquí, aparentemente sin ser molestados por ninguna autoridad local ni federal.

Entonces el territorio bajacaliforniano entró en una recomposición: el cártel de Sinaloa se afincó en Mexicali; los Arellano, de Tijuana, operan en Rosarito y Ensenada, en tanto que una rama de La Familia se asentó en Tijuana. Esta última organización tiene acuerdos con las dos primeras y no se descarta una alianza entre las tres para apuntalar este territorio que por décadas estuvo dominado por Benjamín y Ramón Arellano Félix, antiguos jefes del clan Arellano.

El cártel de Tijuana, por su parte, no tiene competencia en su territorio. A principios de 2010 fueron detenidos Teodoro García Simental El Teo y buena parte del grupo de sicarios que generaban la violencia “de alto impacto” en la plaza. Ahora las autoridades federales consideran que las tareas operativas de la organización criminal están en manos de Luis Fernando Sánchez Arellano; la jefa es su tía Enedina Arellano Félix, quien se encarga del manejo de lavado de activos: casas de cambio, empresas, farmacias y otros negocios.

Tan fértil es actualmente este territorio para el tráfico de drogas hacia Estados Unidos que gracias a esto La Familia Michoacana pudo extender sus tentáculos desde Michoacán hasta Tijuana, según datos contenidos en la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS/018/2010.

En dicha indagación se establece, por ejemplo, que Nazario Moreno González, El Chayo, fundador y jefe de La Familia, trabajó durante largos meses en el despunte de esa organización criminal y se entrevistó con varios jefes del narcotráfico para pactar alianzas que permitieron a la organización extender sus dominios a otras regiones, como Baja California, Tamaulipas y El Bajío.

Meses antes de morir en un tiroteo con elementos del Ejército que lo ubicaron en un pueblo de Michoacán, donde departía en una fiesta, El Chayo había logrado su plan estratégico. De acuerdo con la investigación citada, Moreno González se entrevistó con Luis Fernando Sánchez Arellano. El objetivo: abrir espacios en Tijuana para traficar cocaína, mariguana, así como cristal y otras drogas...

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