Réquiem endecasílabo por Juanga

AutorFrino

Fue en la voz de J uan Gabriel -y no la de Octavio Paz- donde escuché por primera vez un verso endecasílabo: "Tú eres la tristeza de mis ojos/que lloran en silencio por tu amor". No creo exagerar si digo que las resonancias del petrarquismo han hecho de las suyas en nuestro idioma, tanto así que es posible reconocer sus ecos hasta en nuestro acervo popular, incluyendo la música ranchera. Los endecasílabos, en una definición sencilla, son aquellos versos de 11 sílabas fonéticas que se acentúan en la sexta y décima sílabas, con lo que se busca crear una cadencia rítmica. Guardando las proporciones, los ya citados versos de "Amor eterno" bien pudieran ser primos del famoso soneto "En la muerte de Laura" escrito por Petrarca: "Y sin embargo vivo todavía/ a ciegas sin la lumbre que amé tanto" (traducción al español de Alejandro Araoz). Fuera consciente o no de ello, Juan Gabriel -al igual que muchos otros compositores populares- sacó a relucir algunos de los mejores recursos de nuestro idioma. Sin estudios musicales pero eficaz melodistade la tragedia, El Divo de Juárez supo colar decenas de tonadas en el subconsciente nacional. Piezas que, aun desnudas de su melodía, han permeado en el habla cotidiana hasta devenir refranes: "Yo no nací para amar, nadie nació para mí", "No tengo dinero, ni nada que dar", "No me vuelvo a enamorar, finalmente ¿para qué?".

Cercano durante décadas a la cúpula del poder económico y político, Juan Gabriel es un fenómeno mediático tan masivo que desde su juventud fue considerado como un icono del pueblo. Una leyenda viva. Alebrije equidistante de la más coqueta feminidad y el macho cantador que ahoga su pena en la cantina, Alberto Aguilera fue el creador de una estética del sufrimiento y la sensiblería; el definitivo artífice de la banda...

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