Revela secreto Templo de Dolores
El Templo de Nuestra Señora de Dolores, edificado en 1909 en el corazón de Monterrey, posee una peculiaridad arquitectónica hasta hace poco desconocida: La bóveda de su coro está compuesta por cientos de pequeñas vasijas de barro.
Mientras realizaban trabajos para la conservación de las pinturas murales de la parroquia, proyecto de Conarte, un equipo de restauradores descubrió estos recipientes, que son parte de una antigua técnica de construcción.
"Son pequeñas vasijas, ollas de barro que componen toda la bóveda del coro", expresó Selene Velázquez, directora de Restáurika, empresa que está a cargo de la restauración de la iglesia.
"Nos habla de un sistema constructivo muy antiguo, ancestral, porque el sistema de ollas de barro en las bóvedas se utilizaba desde la época de los romanos".
El hallazgo es relevante, explicó, porque este sistema llegó a México en el siglo 16 por influencia de los españoles. Fue empleado en el centro y sur del País hasta el siglo 19, época en la que su uso comenzó a decaer.
"Pero aquí tenemos un ejemplo de utilización de ollas de barro en el siglo 20", indicó.
Esta técnica de construcción, detalló, se utilizaba para aligerar las bóvedas, por lo que las vasijas son muy delgadas y van colocadas boca abajo para evitar rellenarlas con la mezcla, que en este caso es a base de caliche de la religión.
También se empleaba para mejorar la acústica del lugar.
EL HALLAZGO
El Templo de Dolores vive una nueva etapa de restauración. Ahora se busca recuperar los murales de la entrada, el coro y el sotocoro con recursos provenientes del Fidecultural, fideicomiso estatal dedicado a la preservación del Patrimonio de Nuevo León.
Al iniciar los trabajos, los restauradores detectaron una intervención inadecuada realizada en el 2010: Se utilizó cemento para resanar unas fisuras de la bóveda del coro.
"El cemento, en sí el concreto, no es compatible con los sistemas constructivos tradicionales del noreste y de ningún lado", señaló Velázquez.
"(Fue) una mala intervención hecha obviamente por personas no profesionales de la restauración, porque las ollas estaban ahí, pero no las vieron".
Incluso, comentó, hay algunas vasijas rotas.
Cuando empezaron a retirar los resanes, encontraron unos elementos curvos que parecían ser piedras bola. Tras limpiar con un hisopo, la restauradora realizó el hallazgo.
"A la hora de que limpio los elementos, doy un grito muy grande porque efectivamente no se trataban de piedras bola, sino de vasijas de...
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