La revolución de Draghi

AutorIrene Savio

ROMA.- El 25 de abril gran parte de la ciudadanía en Italia aguardaba con expectación el inicio del fin del plan de confinamiento parcial, reforzado semanas antes para enfrentar el SARS-CoV-2, cuando, en el 76 aniversario de la liberación del fascismo (1945), el premier Mario Draghi comunicó de qué manera piensa hacer de este país un jugador de peso en el tablero internacional como no lo es desde hace décadas. Ese día el nuevo primer ministro italiano y exjefe del Banco Central Europeo informó de su Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia. Era la noticia que todos esperaban: saber cómo Roma planea gastar los alrededor de 200 mil millones de euros de préstamos y subsidios que el año pasado la Comisión Europea le asignó al país hasta el año 2026, para que Italia se reconstruya después de haber sido una de las víctimas peor castigadas por la pandemia en Europa.

Draghi, un economista algo enigmático y de enfoque analítico, que ya se aseguró un espacio en los libros de historia por haber salvado al euro en 2011 y 2012, cuando la moneda única europea parecía tener los días contados, fue incluso más allá: añadió al plan otros 50 mil millones de euros provenientes de su país y con todo ello presentó un colosal programa de inversiones y reformas que, de ejecutarse, supondrá el mayor esfuerzo de modernización de Italia desde el boom económico de los sesenta y setenta del siglo pasado -el llamado "milagro económico italiano"-, que entonces transformó un país marginal y agrícola en una de las mayores potencias industriales del mundo.

Tal vez por ello Draghi no optó por la cautela para transmitir la dimensión que el momento actual supone nuevamente para este país.

Dijo que del plan de recuperación, que ahora está en Bruselas en espera de su ratificación -a partir de la recepción formal del plan la Comisión Europea tiene dos meses para evaluarlo y hacer su recomendación al Consejo de Asuntos Económicos y Financieros, que tiene un mes para adoptarlo-, depende "el destino del país, la medida de lo que será su rol en la comunidad internacional. Su credibilidad y reputación como fundador de la Unión Europea y protagonista del mundo occidental". Y explicó que habrá que tomar las decisiones con rapidez y desde el primer momento.

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