Cuando la Revolución de Fidel estuvo en peligro

AutorMiguel Bonasso

Salieron del elevador en el séptimo piso del edificio principal de la CIA en Langley y no les hizo falta el llamado de atención del cartelón a dos hojas abierto en el suelo de mármol: WARNING You are entering a Government security zone Area under constant surveillance

El despacho del director de la CIA estaba a pocos pasos de allí. La propia secretaria del director los condujo unos metros hasta la sala de juntas elegida para analizar una operación ultrasecreta contra Cuba, que venía impulsando con gran ahínco el teniente coronel Bernard Walters.

En la entrada del salón los esperaba Walters, que fue estrechando la mano a cada uno de los participantes. El único conocido públicamente era Johannes Van Krab, comisionado de Aduanas de los Estados Unidos, un político ultraconservador y furibundamente anticastrista. Lo acompañaba Steve Carson, un agente del Servicio de Aduanas con antecedentes penales que había logrado ocultar cuando se incorporó a la Agencia. Carson era el autor intelectual de la iniciativa que iba a discutirse. El tercer y último participante era Mark Kirkland, de la DEA, un agente joven, temerario y empecinado.

El teniente coronel Walters, "Popeye", como lo llamaban a sus espaldas los hombres que lo iban saludando, retuvo con cordialidad impostada la mano del chico Kirkland. Hubiera querido fracturársela. No tenía ganas de que la DEA participara en la Operación Greyhound, estaba seguro de que no les gustaba nada y acabarían por sabotearla. Detestaba además a la agencia antidrogas porque les había estropeado excelentes negocios de narcotráfico tanto en el Sudeste Asiático como en Centroamérica. "Nos joden los negocios a nosotros para hacerlos ellos", solía decir ante los íntimos y en algunos momentos de franqueza alcohólica.

Mientras los recién llegados iban tomando ubicación en una larga mesa ovalada, entró en el salón un nuevo personaje maduro, delgado y alto, muy bien trajeado, con la apariencia de CEO corporativo más que de espía.

Popeye lo saludó con un familiar "Bill" pero se notó que estaba bastante debajo de él en la jerarquía. Bill le devolvió el saludo secamente y se presentó a los invitados con una breve inclinación de cabeza, para tomar asiento en el extremo de la mesa ovalada.

Como lo sospechó rápidamente Van Krab, el elegante, debía ser el jefe o un miembro prominente de la SAD (Special Activities Division), una CIA ultrasecreta dentro de la CIA oficial, encargada de llevar a cabo actividades militares en las que el gobierno de los Estados Unidos no quiere quedar implicado.

Con un leve gesto apenas perceptible, indicó al teniente coronel retirado Bernard Walters que iniciara su exposición.

Popeye asintió en silencio y tomó el puntero para destacar los datos más importantes de la presentación que se hacía con una innovación tecnológica: el Power Point. Con ella iba a ilustrar su conferencia, donde no sólo pretendía probar que Cuba se había involucrado en el narcotráfico en relación con el Cartel de Medellín, liderado por Pablo Escobar Gaviria, sino proponer una ambiciosa operación de propaganda negra que iba a desprestigiar al castrismo y al propio Castro, generando el clima propicio para eventualmen-te invadir la Isla y derrocar al gobierno comunista. La Operación Greyhound.

Pronto aparecieron en pantalla algunos organigramas con los retratos de los distintos responsables de área. Especialmente CI-MEX, que era la empresa oficial cubana para manejar exportaciones e importaciones y tenía un departamento secreto llamado MC (Moneda Convertible) que, según el expositor, vivamente apoyado desde su butaca por Van Krab, "servía para todo tipo de sucio contrabando destinado a burlar el bloqueo norteamericano y perjudicar a Estados Unidos". De todos los funcionarios había fotografías, excepto una silueta negra debajo de la cual podía leerse "Wilson GamonalUruguayan entrepreneur. Castro's Special Advisor".

Al frente de MC figuraba el teniente coronel Tony de la Guardia, un hombre de acción que había operado -entre otros frentes subversivos- en Nicaragua y en Angola, donde estaban destinados su hermano gemelo, el general Patricio de la Guardia y el general de ejército Arnaldo...

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