Riesgo de descarrilamientos en tierras ejidales

AutorMathieu Tourliere

El Tren Maya necesita tierras: además de los 20 metros en ambos lados de los mil 425 kilómetros de vía, el megaproyec-to requiere mil hectáreas alrededor de las 18 estaciones esparcidas en el recorrido del tren, donde se planea erigir nuevas ciudades turísticas y comerciales para cerca de 50 mil personas.

Para conseguirlo, Milardy Douglas Rogelio Jiménez Pons, el director del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), se ha reunido en privado en los últimos meses con comisarios ejidales de la Península de Yucatán.

En varios encuentros, el funcionario se percató de que las negociaciones no resultarán sencillas: algunos ejidos le impusieron condiciones para autorizar el tren y expresaron desconfianza hacia el modelo de fideicomisos que el Fonatur pretende aplicar para los desarrollos inmobiliarios, en los cuales los ejidatarios pondrían sus tierras mientras que los inversionistas aportarían capital.

En el municipio de Bacalar, ubicado a 20 kilómetros de Chetumal, en el sur de Quintana Roo, Jiménez Pons se topó con el comisario ejidal Luis Chimal Balam, quien le advirtió que el gobierno federal deberá resolver dos problemas del ejido si quiere que el Tren Maya tenga una estación en esta zona, entre otras condiciones.

Los 165 ejidatarios de este municipio de 11 mil habitantes -cuyo atractivo turístico, la laguna de "siete colores", padece un alto grado de contaminación- buscan recuperar parte de las tierras que les fueron expropiadas hace cinco décadas, además de que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) les permita explotar una zona arqueológica o los indemnice.

En entrevista con Proceso, Chimal, un campesino maya de 56 años, dice que el problema de las tierras de Bacalar se remonta a 1971, cuando el gobierno de Quintana Roo solicitó al gobierno de Gustavo Díaz Ordaz que le entregara por decreto 354 hectáreas ubicadas en la orilla de la laguna; las "mejores tierras que tenemos".

Cuatro décadas después, esta zona se encuentra cubierta por casas y hoteles de lujo, cuyo valor se cuadruplicó a raíz de la consolidación del turismo, desde hace 10 años hasta la fecha. "Ningún ejidatario tiene siquiera un metro de tierra ahí; puro funcionario, puro político", se queja el entrevistado.

En 2014 el ejido interpuso una demanda para recuperar parte de estas tierras, pues afirma que el acta que concretó la cesión no tenía validez legal, que el ejido "nunca recibió una indemnización" y que las tierras fueron expropiadas "mañosamente". La propuesta del ejido consiste en respetar "todo lo que tiene casa" y recuperar "todo lo que está en breñas".

La asamblea ejidal de Bacalar se reunió el pasado 1 de diciembre para platicar sobre el Tren Maya. Decidió que "lo más primordial es que el gobierno federal resuelva las 354 hectáreas y que se abra la zona arqueológica; así sí firmamos el Tren Maya; si no, no firmamos", sentencia Chimal.

"Note hagas,...

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