Riesgos de una gran explosión social

AutorJesús Cantu

Los impactos de todos estos movimientos en la construcción de las instituciones políticas mexicanas no han sido menores. Todos reconocen que el inicio del proceso de liberalización política, con la reforma electoral de 1977, tuvo entre otras de sus motivaciones el abrir cauces legales para que las inconformidades de los guerrilleros pudieran expresarse por estas vías; tampoco puede escatimarse la influencia que el alzamiento zapatista tuvo en las reformas electorales de 1994 y 1996.

Los últimos meses del gobierno panis-ta de Felipe Calderón y los primeros del priista Enrique Peña Nieto están claramente marcados por el esfuerzo de reactivar las llamadas reformas estructurales, que básicamente implican alinear la legislación mexicana a los requerimientos del neoliberalismo imperante desde principios de los ochenta y que en México encontró en Carlos Salinas de Gortari su gran impulsor.

El error de diciembre de 1994 y la crisis económica que ello provocó, primero, y posteriormente la pérdida de la mayoría priista en el Congreso y la alternancia partidista en la Presidencia postergaron la aplicación de las más importantes durante casi 20 años, pero no han hecho desistir a sus promotores. Y los resultados electorales del 1 de julio de 2012 y el reparto de curules en el Congreso de la Unión les permitieron impulsarlas nuevamente; el mejor ejemplo de ello es la reforma laboral aprobada todavía antes del cambio de gobierno.

A esta reforma se sumaron, ya como producto del Pacto por México, la reforma educativa y la de telecomunicaciones; pero se anticipan, entre otras, la energética y la hacendaría, que también pueden tener una orientación muy similar a la laboral y responder a los requerimientos de los organismos financieros internacionales.

Los opositores a las reformas son numerosos y diversos y se han hecho presentes en distintos escenarios y por distintas vías; particularmente se hicieron presentes en las manifestaciones con motivo del 1 de mayo. Pero también ha habido acciones violentas en diversas entidades del país, particularmente en Guerrero, Michoacán y el Distrito Federal; es muy sintomático que estos eventos se desarrollen en dos de las entidades más pobres de México y obligan a una reflexión más profunda antes de pensar que la vía para enfrentar los desmanes es simple y únicamente la aplicación de la justicia penal.

Por lo pronto en el caso de Guerrero la policía ya detuvo a cuatro maestros integrantes de la Coordinadora Estatal de...

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