Una riqueza que crecía y crecía, a la luz pública

AutorJosé Gil Olmos

Elba Esther Gordillo Morales lucía un vestido Prada, zapatos Gucci y una bolsa Louis Vuitton original. Era el 13 de febrero de 2002 y la maestra buscaba la presidencia nacional del PRI, partido en el que militaba; orgullosa, estaba en plena campaña. El dinero fluía en su oficina y ello se reflejaba en su indumentaria: manos enjoyadas, cuello enjoyado, orejas enjoyadas...

Oriunda de Chiapas, donde inició su carrera, no ocultaba su riqueza, que incluía, entre otros inmuebles, una residencia en San Diego, California, un departamento en París y el penthouse de Polanco, en la Ciudad de México, donde vivía.

"Vivo bien -le comentó al reportero-. No soy todo lo rica que dicen. He invertido mis recursos; no me gusta vestir como pobre para esconder lo que tengo. No me avergüenzo de nada."

Y siguió: "Mi abuelo Rubén Morales Trujillo fue fabricante de alcohol. Tuve una infancia de muchas carencias y una juventud de profundas necesidades. Lamento que entonces mi abuelo no haya actuado en justicia con mi mamá y con nosotros, que no se haya preocupado un poco más. Nos dejó 300 monedas de oro cuando murió; las supimos administrar".

Cuando se le insistió sobre su fortuna, ya escandalosa para entonces, respondió: "No tengo nada ilícito, no tengo nada de qué avergonzarme en el terreno material".

Y reiteró: "No he hecho negocios ni le he robado nada al sindicato. No he vendido casas, ni ando metida en el narcotráfico; tampoco en mafias".

Once años después Gordillo Morales se encuentra tras las rejas, acusada por el gobierno de Enrique Peña Nieto de lavado de dinero y delincuencia organizada, así como por el manejo de 2 mil 600 millones de pesos cuya procedencia se desconoce.

Pero esa suma es apenas el 2.5% de los 100 mil millones de pesos que recibió la maestra durante los 24 años que estuvo al frente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Estos recursos no sólo provinieron de las cuotas sindicales aportadas por el millón 400 mil agremiados, sino de recursos federales que depositó en tres fideicomisos de Ba-nobras y de 61 propiedades registradas a nombre suyo, de su familia y de sus colaboradores, según consta en copias del Registro Público de la Propiedad (RPP).

La riqueza inmobiliaria

Durante una década Proceso ha investigado la descomunal riqueza de la maestra y su familia. Hoy, gracias a los documentos consultados se conoce la lista de las 61 propiedades mencionadas.

La primera de sus adquisiciones relevantes data de 1981, cuando Gordillo Morales, entonces diputada federal, pagó 3 millones 700 mil pesos por un penthouse en la calle Galileo 7, en Polanco, según consta en los folios 282351 del Registro Público de la Propiedad y de Comercio (RPPC) del Distrito Federal y las actas de la Constitución de Régimen de Propiedad en Condominio del 7 de abril de ese año.

Su riqueza es tan inmensa como incalculable. Además de sus propiedades, tiene una valija de ropa millonada, además de joyas, obras de arte, cuentas bancarias en Europa y el Caribe, autos, un barco a nombre del exdirector de la Lotería Nacional Francisco Yáñez, y residencias en San Diego, California, valuadas...

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