Robo de obras de arte al amparo de la pandemia

AutorColumba Vértiz De La Fuente

El robo de arte siguió sin obstáculo alguno durante la emergencia sanitaria. En México fueron sustraídos 15 óleos del peruano Alfredo Alcalde y cinco de su hijo Diego, de un taller suyo en San Miguel Chapultepec, más 14 obras de diversos artistas de la Galería Nuun Arte en Querétaro, entre las que se encuentran cinco del escultor Jorge Marín, de quien también usurparon dos de la Galería New Forum, en Estocolmo, Suecia.

Para Alcalde, "el arte es un importante tesoro de los pueblos y por ende se vuelve una tentación para los traficantes, y en esta época de pandemia, aprovechando el drama social, político y económico, lo cultural también se ve afectado y se vuelve objeto de vulnerabilidad". En tanto, Marín -autor de las Alas de México de Reforma de la Ciudad de México y que ha instalado en 13 ciudades de más de tres continentes- señala:

"Entre los efectos colaterales del corona-virus está el robo de obras de arte, vulneradas por la soledad de los espacios de exhibición, bodegas y museos que se han visto obligados a parar actividad.

El arte es un patrimonio no sólo cultural, sino económico, y hay un mercado negro de arte en torno a ello. No sólo se roba obra, se falsifica. El hurto de arte debe ser importante en cualquier sociedad. Son pérdidas patrimoniales y también delitos que no deben pasar inadvertidos.

El 30 de marzo pasado sorprendió la información del robo de El jardín de la casa parroquial en Nuenen en primavera (1884) -el primer óleo de Vincent van Gogh- en el Museo Singer Laren de Ámsterdam, cerrado por la cuarentena.

De la galería de la Universidad de Oxford, Inglaterra, el 16 de marzo, sustrajeron tres pinturas: La costa rocosa, con soldados estudiando un plan (de finales de la década de 1640), de Salvator Rosa; El soldado a caballo (de alrededor de 1616), de Anthony Van Dyck, y Un niño bebiendo (de alrededor de 1580), de Annibale Carracci.

Trabajo de año y medio

Resguardado para protegerse del covid-19 en Lima, Perú, Alcalde (Chimbote, 8 de febrero de 1961) narra por correo-electrónico que el pasado 12 de mayo recibió una llamada de amigos para comunicarle lo sucedido, ya que no pudieron ingresar al taller:

Entraron por otra vía, percatándose de que estaba asegurada la puerta con cerrojo por dentro. Inmediatamente se dieron cuenta de que sustrajeron las obras, y notaron con sorpresa que todo estaba intacto. Ellos, con mucha tristeza y coraje, nos comentaron que posiblemente era un robo por encargo, y de inmediato fueron a la fiscalía a realizar la denuncia correspondiente.

El egresado de la Escuela de Bellas Artes de Lima y discípulo de Víctor Humareda, Francisco Izquierdo y Guillermo Guzmán Manzaneda, externa:

"Estoy sorprendido, profundamente apenado y muy preocupado, no sólo por el robo de mis obras y las de mi hijo Diego, también pintor, sino por el contexto en que se produce este hecho delictivo. Me afecta mucho que esto suceda en México, país que quiero mucho, a donde voy desde hace muchos años a beber de su cultura y a promover mi obra, teniendo una recepti-bilidad y cariño del público del cual estoy conmovido y agradecido."

Manifiesta que esas piezas "son el trabajo...

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