De robos, plagios y mellizos

AutorSamuel Máynez Champion

En un texto reciente (Proceso 2226), esta columna abordó el delicado tema de los hurtos intelectuales dentro del campo musical, quedando en claro que con el paso del tiempo, las políticas para reprimirlos han sido cada vez más categóricas. Por insistencia de varios lectores, ahora procederemos a ser más específicos en cuanto a la promiscuidad autoral que ya se adelantó, aludiendo particularmente al párrafo donde se leyó:

"Baste referir que Mozart 'retocó' a Bach y a Händel, y que también Mahler y Reger lo hicieron -creyendo naturalmente que le hacían un favor-con Schubert. Encontramos, asimismo, a Schubert atracando a Mozart, a Beethoven hurtando temas de Händel, Diabelli y Mozart, a Bach copiando a Vivaldi, Albinoni y Bonporti, a Brahms 'variando' a Haydn y Paganini, a Godowsky 'rehaciendo' a Chopin, a Sarasate 'sirviéndose' de Mozart y Bizet, a Liszt expropiando a Paganini, a Walter Carlos flagelando a Bach, a los rockeros violentando a Vivaldi... etcétera, etcétera."

Dado que es imposible consignar todos los ejemplos que están implícitos en lo antedicho, nos quedaremos únicamente con los más paradigmáticos y emplearemos un estricto orden cronológico. De esta manera, la propia perspectiva de lo narrado confirmará cómo los "usos y costumbres" de cada época le han dado paso al endurecimiento de los derechos de autor y su complicada tutela.

Así pues, comencemos con Johann Sebastian Bach enmarcándolo como un "copista" consumado. Siendo aún niño, el inmarcesible genio sajón quedó huérfano, de modo que se hizo cargo de él un hermano mayor, quien no sólo se desentendió de su enseñanza musical, sino que trató de impedirla. Al parecer, al pobre Johann Sebastian no le quedó más remedio que estudiar a escondidas las partituras que trataban de ocultarle. Dejando la adolescencia, cuando pudo zafarse del pérfido sostén carnal, encontró la forma de seguir estudiando como autodidacto, haciendo un uso pleno de sus poderes auditivos. Y ya entrado en la edad adulta le cayeron en sus manos diversas obras de Vivaldi, las cuales estudió para empaparse del estilo concertante que aún desconocía.

J. N. Forkel, su primer biógrafo, apuntó: "Los primeros ensayos de composición de Bach fueron muy defectuosos. Sin una instrucción que le guiase y le hiciera progresar, se vio obligado a hacer lo que podía y como podía. Desde muy temprano comprendió que necesitaba una guía que le hiciese pensar en términos musicales. Los 'concerti' paraviolín de Vivaldi que acababan de...

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