Rodolfo Reyes: La danza y la justicia social

AutorRoberto Ponce y Karina Terán

Dueño de una memoria precisa y montañas de anécdotas joviales, el coreógrafo y bailarín chiapaneco Rodolfo Reyes Cortés no se permite quietud alguna, máxime luego de que el 10 de diciembre recibió la Medalla Bellas Artes 2019 por una trayectoria dancística ininterrumpida durante casi seis décadas.

Nacido el 24 de abril de 1936 en San Cristóbal de las Casas, Rodolfo Reyes recibió la presea en la sala Manuel M. Ponce, con palabras de Lucina Jiménez, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL); la investigadora Margarita Tortajada Quiroz, y Marco Antonio Silva, de Utopía Danza, quien lo llamó "Hércules del movimiento".

Creador en los sesenta del Conjunto Folklórico Nacional de Cuba (a petición del Che Guevara), director del Ballet Folklórico de Chile -hasta su detención y tortura tras el golpe a Salvador Allende en 1973-, fundador de la compañía Barro Rojo y autor de unas 150 coreografías que incluyen danza contemporánea con ideas estéticas marxistas y etnocoreografías para grupos indígenas o de negritud, un alegre Reyes recibe a Proceso:

Jamás me imaginé obtener un premio de ese nivel. Y luego, la gran cantidad de bailarinas, bailarines y coreógrafos que estuvieron durante mi premiación, fue de lo más entusiasmante. Yo sigo bailando y yendo con gran energía pa'lante.

Hombre de izquierda

-Política y danza fueron los dos caballos que llevaron su vida. ¿Hubo algún momento en el cual uno de los dos quiso tomar ventaja sobre el otro y definitivamente dirigir el corcel?

-Claro que sí. Uno de los dos caballos que tomó la rienda ocurrió cuando yo era marxista-leninista y había luchado toda mi vida en toda América Latina, en Europa, en África y en Asia por la clase obrera, los trabajadores y los pobres. Yo fui y seguiré siendo un hombre de izquierda. Estuve en Kenia, Angola, en el Congo y de donde vinieron los esclavos negros a nuestro continente que trajeron esas personas horrendas, los españoles.

"Pero mi papá (José Trinidad Reyes Hernández) era de la zona alta de Tabasco pegadita a Chiapas, y allá en más de una ocasión lo acompañé para vender ganado a San Cristóbal de las Casas.Todos los meses llevaba diez, veinte o treinta animales, y allá por Tapilula encontró a una muchacha preciosa que se llamaba María y dijo: '¡Puta madre!, ¡qué bella es!, ¡vamos dándole!'. Fuimos siete hermanos. Yo, el último de su matrimonio porque el quinto no nació."

Cordial, invita a su casa conocida como El castillito, "un edificio de tres pisos muy famoso donde vivimos por el Ajus-co". Y cuenta:

"Mi historia es muy curiosa. Yo vengo de San Cristóbal a la capital, me meto a trabajar a la Escuela de La Esmeralda y allí estudio escenografía, pintura y escultura. Tenía yo 11 años de edad. Mis papás decían: 'Este muchachito no va a hacer nada, lo tenemos que mandar a México porque algo tiene que aprender'. Hubo ingenieros...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR