Romance secreto

AutorAlejandro Gutiérrez

MADRID.- En octubre de 2009 el británico Gerald Martin reveló en su libro Gabriel García Márquez. Una vida, un episodio hasta entonces desconocido del colombiano: la relación sentimental que tuvo con la actriz española María Concepción Quintana en 1956, cuando él era corresponsal en París.

Quintana, nacida en 1929, fue una de las tres hijas de una familia católica que apoyó la dictadura de Franco. Agobiada por las imposiciones conservadoras de su familia y huyendo de una relación con el poeta Blas de Otero, quien la bautizó Ta-chia, la actriz en ciernes se mudó a la capital francesa donde tiempo después se cruzó con García Márquez en un café.

En 2010, un año después de hacerse pública esa relación del escritor con Ta-chia, ella relató al diario colombiano El País otro episodio: la amistad que cultivaron las familias que posteriormente formaron tanto él como la actriz.

En 1978 el colombiano le regaló a Ta-chia el Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo, que le envió junto con una dedicatoria que el diario colombiano reproduce:

"Tachia bella:

"Cuando nos conocimos en el helado otoño de 1955 (sic), en París, lo primero que se me ocurrió, al ver tu abrigo de tigre y al oír tu voz, fue que quería escribir un texto para oírtelo a ti. Esa misma noche me acordé que ya lo tenía: es el Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo.

"Por eso me alegra tanto de que tú lo digas por ahí, por el mundo, porque todo fue como una premonición.

"Te mando, pues, un beso de bendición con todo amor.

"Gabriel."

Para Tachia la premonición era el estreno del monólogo en Cartagena, "porque Isabel nació por allá", dijo la actriz en su visita a Colombia en 2010.

En Colombia, García Márquez escribió varios reportajes para El Espectador sobre el hundimiento de un destructor colombiano, que contradecían la versión oficial; eso motivó que fuera enviado en diciembre de 1955 como corresponsal a París, aunque antes viajó por Suiza, Italia, Checoslovaquia, Poloniay Rusia.

En la capital francesa, al cierre del Espectador, también escribió para El Independiente.

"En marzo de 1956-describe Martin-García Márquez y un periodista portugués que también cubría el juicio conocieron a una mujer, una actriz española de veintiséis años que se hacía llamar Tachia y estaba a punto de dar un recital".

Cuarenta años después Tachia le contó a Martin que García Márquez se negó a ir a ese acto. "Un recital de poesía, decía, ¡qué aburrimiento!" Di por hecho que detestaba la poesía. Esperó en el...

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