Una rosa de los vientos (III)

Los festejos para el Día de Muertos en el año 2009 comenzaron a sentirse desde mediados de octubre y el avionazo del secretario de Gobernación suena como algo lejano, un accidente que sucedió en otro sitio.

En la calle Ferrocarril de Cuernavaca, Colonia Lomas de Chapultepec, un grupo de obreros apura su trabajo para para levantar una estructura en forma de Rosa de los Vientos (especie de estrella) y que es utilizada por los meteorólogos para representar la relación que existe entre las características que componen el viento: velocidad y dirección.

La Rosa de los Vientos lleva los nombres de las personas que murieron por el accidente del Learjet de Juan Camilo Mouriño.

Del centro de la estructura salen estelas de luz hacia cielo en memoria de lo que sucedió la tarde del 4 de noviembre del año pasado.

Al mismo tiempo, en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes se preparaban para presentar un reporte sobre la investigación del accidente.

Las conclusiones confirmaron lo que se sabía con anterioridad: El accidente se debió a una falla humana.

Gilberto López Meyer, coordinador de dicho comité que investigó el accidente, informó que se encontraron deficiencias en la capacitación de los pilotos José de Jesús Oliva Pérez y Álvaro Sánchez y Jiménez, así como omisiones en las actividades del controlador aéreo, Quetzalcóatl Aguirre.

Las fallas, en la torre de control y en el avión, derivaron en un acercamiento a un Boeing 767 de Mexicana de Aviación que llegaba de Buenos Aires, Argentina, el cual dejó una estela de turbulencia.

Por disposición de la Organización Internacional de Aviación Civil, deben tener un espacio de 5 millas náuticas, pero el Learjet 45 se acercó a 4.15 millas al no disminuir la velocidad de acercamiento al aeropuerto.

Es decir, el piloto no disminuyó la velocidad de acercamiento al aterrizaje, y el controlador de vuelo no aplicó un correctivo.

El controlador había trabajado, en los 17 días días previos al accidente, 77.5 horas de tiempo extra, que dos días antes había estado de incapacidad médica por gastroenteritis y que en promedio había estado trabajando entre 70 y 80 horas extras al mes.

El piloto no tuvo la capacidad para operar la aeronave ante la emergencia por lo que el copiloto tuvo que tomar el control del avión antes de impactarse.

Antes de iniciar el viraje final hacia el aeropuerto, el jet entró en la turbulencia a unos 3 mil metros de altura, y cambió su trayectoria de manera súbita hacia a la derecha sobre su...

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