La ruta de la independencia

AutorAlejandro Gutiérrez

MADRID El tamaño de la fractura entre Cataluña y el resto de España se conocerá luego de las elecciones autonómicas de este domingo 27; en los días siguientes podrá valorarse el nuevo escenario político español, al cual se sumarán unas elecciones generales por celebrarse en diciembre. En lo que coinciden los impulsores del independentismo catalán y quienes defienden la tesis constitucional para mantenerse unidos, es en que el edificio nacional no volverá a ser igual.

Los sondeos apuntan a que, juntas, las fuerzas soberanistas Junts peí Si (Juntos por el Sí) y Candidatura d'Unitat Popular sumarían entre 73 y 76 escaños, más de los 68 necesarios para tener mayoría absoluta en el Parlament de Cataluña; la suma en porcentajes se colocaría en 49.9% del voto emitido.

Un análisis del digital diario.es advierte: "El soberanismo puede ganar las elecciones y perder el referéndum si no logra sumar más de 50% de los votos. El inde-pendentismo no tendrá la autoridad moral necesaria para imponer su plan a la otra mitad de Cataluña". Y añade que puede significar "el inicio de la hoja de ruta hacia la independencia, o un aval para negociar con el Estado español".

Jordi Sánchez, presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) señala a

Proceso: "El lunes 28 no habrá una declaración unilateral de independencia de Cataluña, porque no está en nuestra hoja de ruta. Lo primero es ganar las elecciones, conseguir un número de diputados en el Parlament, suficiente para iniciar el proceso por la independencia, con seguridad jurídica y estabilidad política, proceso que pensamos podría llevar 18 meses".

Esta organización popular, junto con Ómnium Cultural y la Asociación de Municipios por la Independencia, son las que encabezan el proceso independentista y empujaron a los partidos a adoptar el proyecto soberanista.

Mariano Rajoy -cuyo gobierno acusó una inmovilidad inicial- y Felipe VI -cuya actuación fue tímida- han desplegado en las últimas semanas una ferviente actividad. Entre otras acciones, consiguieron respaldos en círculos internacionales para evitar el rompimiento.

Primero, la canciller alemana Angela Merkel recordó que, de acuerdo con los tratados de la Unión Europea, "todos tienen que respetar, garantizar la soberanía nacional y la integridad territorial de los Estados"; el primer ministro británico, David Cameron, quien hace un año enfrentó el referéndum escocés, advirtió: "Cuando una parte de un Estado se separa de ese Estado, no formará parte de la Unión Europea y deberá ocupar su puesto a la cola de otros países que han solicitados ser miembros".

"Trueque"

En la visita de Felipe VI a la Casa Blanca, hace un par de semanas, el presidente Ba-rack Obama no mencionó a Cataluña, pero emitió un respaldo implícito a la posición del gobierno central. "En materia de política exterior, estamos profundamente comprometidos en mantener una relación con una España fuerte y unificada", dijo.

Para Joan Garcés, jurista y catedrático de relaciones internacionales, el pronunciamiento de Obama guarda intenciones más profundas: "Demuestra que la soberanía popular sigue sometida a la cesión de soberanía...

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