Una ruta llena de fango

AutorJesusa Cervantes

Por un regiomontano al que se atribuye recibir órdenes de Carlos Salinas, exgobernadores priistas fueron acusados de vínculos con el narcotráfico, y empresarios de meteórico enriquecimiento, quienes pavimentaron el camino de Enrique Peña Nieto a la candidatura presidencial del PRI.

Transcurría el año de 2005 cuando Peña Nieto conoció a Felipe Enríquez Hernández, hombre de confianza del entonces gobernador salmista Natividad González Paras y quien en ese momento se encargaba de la estrategia de Arturo Montiel cuando éste y Roberto Madrazo se disputaban la candidatura presidencial del PRI.

A Peña Nieto le fue presentado justamente durante una reunión en donde el mexiquense preparaba su contienda por el Estado de México. Aunque desde el primer momento le simpatizó, luego le sorprendería su sagacidad de "alquimista" electoral y sus habilidades para convencer a empresarios de gran calado para respaldar a las figuras priistas.

Felipe Enríquez, quien fue dirigente priista de su estado y legislador local y federal, así como secretario particular de un subsecretario de Desarrollo Político de la Se-gob, ha sido utilizado como uno de los principales operadores electorales de su partido en varios estados del país, donde, se afirma, recaba cuantiosos recursos económicos de empresarios y terratenientes para canalizarlos a las campañas tricolores.

El regiomontano Enríquez Hernández contendió esta vez como candidato del PRI a la alcaldía de Monterrey, donde por cierto Peña Nieto decidió cerrar su campaña, y fue acusado por el PAN de compra de votos y acarreo.

Para ser el candidato formal de su partido a la Presidencia de la República y llegar hasta el día de la elección, Peña Nieto contó con el respaldo de su compadre, de exgobernadores priistas acusados de nexos con el narcotráfico y de empresarios como Armando Hinojosa Cantú, propietario de la empresa EOLO que abasteció al mexiquense de aviones para sus recorridos de campaña; Ernesto Álvarez Murphy Alarcón, propietario de inmobiliarias en Panamá y de bienes en la exclusiva zona Boca Ratón, así como de Carlos Castillo Cervantes, apodado El Dragón.

La caída de Beatriz

En 2009, al arrancar la disputa interna del priismo por la candidatura a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, ya con tres años como gobernador, y constantemente promovido por Televisa, empezó a operar manteniendo a su lado a Felipe Enríquez; sus contendientes eran Manlio Fabio Beltrones Rivera, cabeza del Senado de la República, y Beatriz Paredes Rangel, coordinadora de los diputados.

A su vez, el PRI, dispuesto a volver a Los Pinos, llegó incluso a admitir que en 2006 hubo un acuerdo con Calderón para que ocupara la silla presidencial.

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