La ruta de la sensatez

AutorHéctor Tajonar

El 7 de julio el SNTE publicó un sorpresivo desplegado en el que le exige a la SEP y al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) realizar cambios de fondo a la reforma educativa, retomando demandas de la CNTE. Todo indica que se trata de una maniobra del gobierno para descontrolar a la disidencia magisterial y evitar que el SNTE sea rebasado por sus agremiados, como venía ocurriendo en varios estados de la República (Proceso 2071). Dicha táctica le permite al secretario de Educación tener un diálogo paralelo -y dominado- con el SNTE, mientras en la Segob se negocia con la CNTE. Aurelio Nuño recupera así su papel protagónico en la discusión sobre la reforma educativa, del que había sido marginado a raíz de los sangrientos acontecimientos de Nochixtlán.

Asimismo, la estrategia podría revelar la disposición gubernamental a efectuar los ajustes a la reforma reclamados por la disidencia magisterial, pero teniendo como interlocutor privilegiado al sindicato oficialista. Bajo el manto de la simulación se ocultaría la aceptación implícita de la SEP de que en la reforma existen fallas que es conveniente corregir, presentándolas como exigencias del SNTE. Sin admitirlo abiertamente, las autoridades educativas habrían reconocido la necesidad de modificar aspectos clave de la reforma educativa, en temas que han sido criticados y rechazados por amplios sectores del magisterio -no sólo de la CNTE-, así como por destacados especialistas en la materia. El gobierno estaría dispuesto a ceder, pero sin aparecer como débil ante la presión de la disidencia magisterial.

¿Claudicación o autocrítica? La claudicación resulta inadmisible, porque acabaría con una reforma indispensable para el país y representaría el mayor fracaso de la fallida gestión peñista. Volver a la compra, herencia u obsequio de plazas sería irracional y reaccionario. En contraste, la autocrítica razonada abriría la posibilidad de salir del embrollo en que se encuentra el conflicto magisterial y permitiría analizar, debatir y negociar una reforma que garantice una educación de calidad a 30 millones de alumnos, al tiempo de respetar los legítimos derechos de los maestros. Algo no sólo deseable, sino factible y necesario que, por apego a ideologías y prebendas, pareciera imposible de lograr.

El 11 de julio, la Secretaría de Gobernación y la CNTE acordaron instalar tres mesas de negociación para abordar los temas político, educativo y social relacionados con la reforma, a...

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