Saldos y retos de la relación con EU

AutorOlga Pellicer

Los llamados a la construcción del muro nunca pararon; el cierre de la frontera estadunidense a los solicitantes de refugio o asilo se convirtió en la nueva realidad; la crueldad para disuadir a los padres de ingresar a Estados Unidos con sus hijos no había tenido precedentes tan siniestros; las amenazas para obligar el uso de la Guardia Nacional para frenar a los migrantes centroamericanos en tránsito hacia la frontera estadunidense es uno de los episodios más vergonzantes en las relaciones entre los dos países.

Imposible olvidar la amenaza de imponer aranceles a las exportaciones mexicanas -violando así compromisos establecidos en el acuerdo más importante de América del Norte- si México no llevaba a cabo esfuerzos desproporcionados para frenar el paso de migrantes centroamericanos.

Ese estilo pleno de agresividad no fue asumido como tal por López Obrador. Confió en su intuición, que le aconsejaba festinar su amistad con Trump. De allí que -a pesar de importantes llamados pidiéndole que no lo hiciera- haya aceptado llevar a cabo una visita a Washington, ya en periodo electoral, la cual fue utilizada por Trump para cortejar el voto latino.

El capítulo final estuvo pleno de malentendidos. López Obrador mantuvo su empatía hacia el candidato perdedor resistiéndose a enviar -como lo hicieron centenares de jefes de Estado y gobierno- una carta de felicitación a Biden. Cuando al fin lo hizo, el texto de la carta fue defensivo y poco cordial. Para entonces, su nombre se asociaba con compañeros de viaje poco recomendables, como Putin o Bolsonaro.

En el momento de escribir estas líneas las relaciones diplomáticas entre los dos países han entrado a una etapa de normalidad. Hubo una llamada telefónica entre los dos presidentes. Las buenas formas diplomáticas se impusieron; de ellas conoce mucho el actual presidente de Estados Unidos. Su llamado a "construir una relación sólida con México fundada en el respeto por el estado de derecho y para avanzar valores comunes" es extremadamente correcto. Empieza así una etapa nueva que, hoy día, tiene muchos elementos que tendrán que superarse.

Para empezar, las relaciones con el gobierno de Biden serán más institucionalizadas que con su antecesor. El problema es, entonces, lo poco institucionalizada que se encuentra la administración pública en México. Uno de los puntos débiles de la 4T es la falta de coordinación en la administración pública. El gobierno no está constituido como un equipo bien organizado por...

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