Salir del despeñadero

AutorDenise Dresser

Y vimos cómo comenzó a modificar el discurso gubernamental. No apostarle a la guerra. Sí atacar las raíces de la pobreza, de la desigualdad, de la criminalidad. No enterrar el caso de Ayotzinapa y más bien investigarlo hasta conocer la verdad. Sí a la formación de fuerzas del orden entrenadas para respetar y proteger los derechos humanos. No a la evasión del escrutinio internacional a la crisis de violencia que padece el país. Surgen así los esbozos de un cambio de visión, un cambio de paradigma en temas que tanto el sexenio de Felipe Calderón como el de Enrique Peña Nieto nunca colocaron en el centro del debate o la atención. Lo suyo era cómo hacer más eficaz la guerra, no cómo buscar mecanismos para la paz. Lo suyo era perseguir al narcotráfico, no cómo despenalizarlo. Bienvenido entonces este viraje que quizá nos rescate del despeñadero.

Pero para salir de ahí, para sacar al país del precipicio hará falta más claridad, más especificidad, más políticas públicas y no sólo listas de buenas intenciones. Los siete compromisos que enunció el presidente electo son expresiones esperanzadoras, pero habrá que aterrizar-las. Si se va a conocer la verdad y hacer justicia en el caso Iguala, ¿se sancionará a los miembros de las Fuerzas Armadas que fueron cómplices aquella noche de Ayotzinapa? Tantos buenos deseos, tantas preguntas operativas aún por responder. Tantas ganas de escuchar propuestas concretas, tanta ambigüedad a la hora de concretarlas.

Después de meses de encuentros y foros y ponencias y pronunciamientos, se esperaba más del equipo de transición. Se logró que muchas exigencias derivadas de las cinco mesas de trabajo de justicia transicional fueran encomendadas a la Secretaría de Gobernación. Se logró que Olga Sánchez Cordero y Alejandro Encinas fueran designados como los responsables de temas sensibles, porque ellos lo son. Se logró el reconocimiento de que la inseguridad y la violencia son responsabilidad del jefe del Estado. Pero el tema toral de la justicia transicional -romper con la impunidad del Estado- sigue pendiente. Quizás el sentimiento más presente a lo largo de los foros fue la demanda de justicia; sí al perdón pero sólo después de procesos de investigación, de sanción, de rendición de cuentas por las atrocidades y ante las víctimas.

La única forma de romper con ciclos reiterativos de violencia e impunidad es a través de mecanismos de justicia transicional que sí funcionen. Que sí expongan, enjuicien y castiguen a miembros...

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