San Lázaro, un poder sometido

En el recinto de San Lázaro, la LXII Legislatura se ha convertido en una "dictadura", pues sus integrantes no sólo violentan la Constitución, la ley y reglamento del Congreso; también imponen una mayoría mecánica que, lejos de fomentar el debate, subordina la Mesa Directiva a la Junta de Coordinación Política (Jucopo).

Desde su instalación, la Jucopo se ha "saltado" a la Mesa Directiva por medio de "acuerdos" para evitar que las reformas más trascendentes, como la energética y la político-electoral, así como la consulta popular o la Ley Reglamentaria del Servicio Ferroviario, sean discutidas y enriquecidas en comisiones que, por ley, deben analizarse antes de pasar al pleno.

Manlio Fabio Beltrones Rivera, coordinador de los 213 diputados del PRI y líder de la junta, tiene "una influencia impresionante" en la LXII Legislatura. Él es "el gran operador del régimen peñista", pues en los hechos anuló ya al resto de los órganos legislativos, en particular a la Mesa Directiva encabezada hoy por el PAN.

Así resumen la cuestión el analista Miguel Eraña Sánchez, autor del libro Derecho parlamentario orgánico, claves para ser un buen legislador en México, y los diputados Ricardo Monreal Ávila y Manuel Huerta, del partido Movimiento Ciudadano (MC) y del PT, respectivamente.

La mayoría mecánica

Para Miguel Eraña, quien imparte clases en la Universidad Iberoamericana, los diputados de PRI, PVEM y Panal han abdicado de su función; asimismo, los pa-nistas y gran parte de los perredistas niegan la esencia del parlamento en algunos temas aprobados en la actual legislatura, pues en lugar de discutir las iniciativas avalan las imposiciones de una mayoría mecánica.

Y expone: "El parlamento está para discutir, para confrontar y oponer ideas. De este ejercicio dialéctico se obtienen dictámenes, iniciativas y proposiciones, como puntos de acuerdo que, para ser legítimos, deben pasar por un proceso de discusión. Si eso no ocurre, lo que hay es un antiparlamento; sus integrantes no parlan.

"Si tú niegas la esencia del parlamento, que es la discusión, entonces puedes obtener productos legislativos, aunque en realidad son imposiciones mecánicas que no tienen legitimidad."

Lo primero que debe hacer la Cámara de Diputados -encargada de elaborar las leyes y normas del país- es, dice Eraña, respetar su ley y su reglamento. Y, según él, de manera simultánea debe "respetar los principios inspiradores del parlamento que no vienen de Marte, sino de parlamentos democráticos; y uno de esos principios es central: el de deliberación".

Refiere también que aun cuando los diputados del PRI, junto con los del PVEM y el Panal, actúen como "coalición legislativa" en instancias como la Jucopo para sumar 251 votos -213 del primero de esos partidos, 28 del segundo y 10 del tercero-, eso no puede llamarse "acuerdo de cúpula".

La Jucopo, arguye, tiene una justificación legítima, pues se requiere una distribución de trabajo en el parlamento actual, que es numeroso, por lo cual los integrantes de la actual legislatura distribuyen los liderazgos en coordinaciones.

No obstante, advierte Eraña, la función de ese órgano -la Jucopo- deja de ser legítima cuando sus integrantes construyen acuerdos de cúpula "sin pasar por el tamiz y el consenso de sus compañeros de partido"; incluso acusa a la junta de "tener más excesos que en el Senado...

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