Santa Lucía: Errores exponenciales

AutorDenise Dresser

Desde el momento en que se propuso como alternativa, los problemas eran evidentes y fueron señalados una y otra vez. Lo hizo el centro de investigación Mitre, que asesora a diversos organismos y autoridades de aviación. Lo hicieron las aerolíneas nacionales y extranjeras que utilizan el aeropuerto actual. Lo subrayó la Asociación de Pilotos Aviadores de México. Generaría una innecesaria complejidad en cuanto a operación y podría resultar en el "embotellamiento" del tráfico aéreo, sin resolver la saturación del actual sistema aeroportuario. La viabilidad de operación simultánea con el aeropuerto actual no ha sido probada y se ha quedado en un simple plan conceptual. La orografía de la capital mexicana no se presta a dos aeropuertos y la comparación con ciudades como Nueva York ni es válida. Y ese sólo es el principio.

La propia Sedena acaba de reconocer -en una Manifestación de Impacto Ambiental hecha al vapor- que la construcción de Santa Lucía entrañará afectaciones en el suministro de agua potable, ya que se asienta sobre un manto acuífero sobreexplotado. Un documento elaborado por el Instituto de Ingeniería de la UNAM señala que por el incremento en la actividad aérea se emitirán más contaminantes en la atmósfera. Y de última hora, también se informa que la existencia del Cerro de Santa Paula aumentará el costo final y obligará a contemplar modificaciones en la construcción prevista.

La respuesta del presidente ante lo expuesto resulta sorprendente y preocupante. Confía más en la palabra de Riobóo que en los estudios de autoridades competentes. Confía más en lo que le susurra al oído Jiménez Espriú que en los datos, las cifras, y la realidad. Confía más en su instinto que en la evidencia que existe y la que falta aún por obtener. Porque la obra arranca sin un proyecto ejecutivo definitivo. Arranca sin estudios de factibilidad técnica y au-tosustentabilidad financiera. Comienza sin estudios de impacto ambiental o ecológico.

Santa Lucía no es un proyecto de ingeniería sino un acto de fe. No será resultado de la planeación sino producto de la improvisación. No existirá para mejorar la vida de los ciudadanos; se construirá para satisfacer las necesidades del presidente, la necesidad de diferenciarse de sus predecesores demostrando su capacidad de ejecución, la rapidez con la cual se mueve la Cuarta Transformación. Y en función de esa prisa justifica colocar la primera piedra de una obra que no ha sido planeada ni evaluada adecuadamente...

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