El santo y seña del barrio, su lengua

AutorArmando Ponce

Armando Ramírez, de Tepito, singulariza el lenguaje del barrio, el suyo propio:

"El santo y seña de este barrio es su lengua".

Tepito fue zona náhuatl:

Cuando se oye esta lengua se ve que el cantadito es igual al del barrio: y eso se tiene que escribir con otra estructura.

Y, en efecto, las novelas de Armando Ramírez enseñan ese ritmo: Chin Chin el teporocho, El regreso de Chin Chin el teporocho, Crónica de los chorrocientos mil días de Tepito y Pu (reeditada como Violación en Polanco). Pero en su reciente volumen, Tepito, se propuso algo más:

"Siempre he escrito en función de Tepito, pero en ningún texto el narrador hablaba como tepiteño, sólo los personajes. Uso aquí un lenguaje directo, para hacer un texto más que sociológico, literario.

No sé qué género es -responde-. Es crónica, a ratos novela, es el uso del lenguaje por el lenguaje, también un poco de reportaje. No es una historia, no tiene personajes claves. Es un texto de atmósfera, de ambiente de una cultura, donde lo importante es el cómo es esa cultura. Se respeta la realidad, pero tiene mucho de ficción. En cuanto a la temática, los personajes no existen pero existen. Son arquetipos: El Gandalla, El Huevón, La Novie-cita Santa, El Cábula, Ligeritaparadarlas. Los reinventé como personajes. Porque no hay un Juan Pérez. Pero sí la Señora de los Sopes, El Cine, El Campo de Fut...

Todo lo que sucede en su texto está extraído de la realidad, al menos de lo que se dice que es la realidad, como en el caso de un señor que contó a Ramírez en el bar La Ópera, mientras éste hacía un reportaje, una anécdota de Silvestre Revueltas:

"Que en Carbajal y Peralvillo el músico estaba tomando unas copas y se llegó la hora de cerrar la cantina. Como lo veían bien vestido, le decían El Licenciado. Pues "Licenciado, ya vamos a cerrar'. Y se fue por la calle de Peñón, rumbo al corazón de Tepito. Que lo agarran y le hacen una llave china y en eso que uno de los asaltantes lo reconoció: "Licenciado, qué imprudencia acaba de cometer'. Y lo llevaron a la avenida del Trabajo para que tomara un taxi."

También la filosofía de Lao Tsé puede mezclarse a la realidad tepitense, como en este fragmento:

"¿Qué pues mi cuais? Lao Tsé para servir a usted. Mi cuais vive en un tapanco, producto de su ingenio, es que él viene de una familia donde sus miembros son doce, habitan una vivienda que tiene un cuarto, laazotehuelay la cocina, entonces Lao se dijo que: la pared no es lo que hace la habitación sino que el hueco...

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