Cuando los secretos se odian

AutorLeonardo Boix

Londres.- Bajo la tenue luz de una tarde londinense, su figura podría pasar por la de una mujer. Salió cautelosamente por una puerta y se metió a un destartalado auto rojo acompañada por varias personas. El auto tomó rumbo a Cambridge.

Poco después de las 10 de la noche, el grupo llegó al poblado de Ellingham, en East Anglia, y el automóvil se detuvo fuera de una vieja mansión. La silueta bajó del carro. Había algo extraño en ella: tenía una especie de joroba o al menos así le habría parecido a cualquier persona que estuviera observando desde el bosque adyacente.

De cerca, sin embargo, se apreciaba que la figura era la de Julian Assange.

Así comienza la historia que los reporteros del matutino británico The Guardian David Leigh y Luke Harding plasman en su libro WikiLeaks: dentro de la guerra de Julian Assange contra el secreto (WikiLeaks: Inside Julian Assange’s War on Secrecy, Guardian Books), que narra detalles hasta ahora desconocidos del que llegó a ser el “hombre más buscado del planeta”.

El libro –puesto a la venta el pasado martes 1 en Londres– con introducción del editor de The Guardian, Alan Rusbridger, narra desde las andanzas de Assange en su infancia y el distanciamiento de su padre hasta el acuerdo en un hotel de Bruselas que llevó a la publicación de miles de documentos secretos de la diplomacia estadunidense.

La obsesión del australiano por proteger sus actividades y evitar a los agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) lo llevó a disfrazarse de anciana, voltear todo el tiempo sobre su hombro para cerciorarse de que nadie lo seguía o nunca hablar por celular.

Como dice el libro:

“Assange ‘cambió de género’ en un intento de (…) evadir a posibles perseguidores. Junto a él se encontraban su joven asistente Sarah Harrison y su segundo, el periodista islandés Kristinn Hrafnsson. Aquella tarde (de diciembre de 2010), ese pequeño grupo era el núcleo de WikiLeaks, el sitio de filtraciones que Assange había fundado hacía cuatro años. Siempre creyó que estaba siendo perseguido por la CIA, pero nunca pudo probarlo.”

“Fugitivos”

Assange –quien los próximos lunes 7 y martes 8 deberá presentarse ante una corte británica que decidirá si lo extraditan o no a Suecia, donde se le acusa de abusos sexuales– “fue un hacker genial” aunque también una persona “de personalidad dañada, petulante e irascible”, características que supuestamente tienen sus raíces en una infancia compleja.

Un dato desconocido hasta ahora es que durante su infancia Assange asistió a 37 escuelas diferentes y cambiaba constantemente de domicilio pues su madre –quien siempre tenía problemas para pagar el alquiler de su vivienda y encabezaba un “hogar disfuncional”– temía ser descubierta por los servicios de seguridad social.

A los 17 años Christine, la madre de Assange, se enamoró de John Shipton, un joven al que conoció en una manifestación contra la Guerra de Vietnam en 1970. De esa relación nació Julian, aunque su padre biológico no tuvo ningún papel en su vida durante años. “No tuvieron más contacto hasta que Julian cumplió 25”, afirma el libro.

Cuando se conocieron, Julian descubrió que había heredado el temperamento “rebelde” de su padre. Un amigo de Assange afirma que Shipton era “como un espejo que reflejaba la imagen de Julian”.

La madre de Julian se relacionó después con otro hombre, Brett Assange, y luego con un tercero mucho más joven que ella, Keith...

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