"Seguiremos en pie de lucha"

AutorEzequiel Flores Contreras

CHILPANCINGO, GRO.- A un año de perpetrados los ataques contra los alumnos de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, que provocaron seis muertes -tres estudiantes y otros tantos jugadores del equipo de fútbol Los Avispones-, una decena de heridos y 43 estudiantes desaparecidos, la inseguridad y violencia no cesan en Guerrero. Hasta la fecha nada ha cambiado en esta entidad, pues nadie ha sido castigado pese a los señalamientos contra políticos por sus presuntos nexos con la delincuencia, y a pesar de la ola de asesinatos y desaparecidos en las siete regiones de la entidad, comentan a Proceso sobrevivientes del ataque y miembros de la dirigencia estudiantil.

El gobierno federal lleva meses aferrado a su "verdad histórica", aun cuando científicos mexicanos y el Grupo Interdisci-plinario de Expertos Independientes (GIEI) insisten en que es "inverosímil". Entre tanto, el gobernador interino, Rogelio Ortega, se empecina en "comprar voluntades" en un vano intento de reducir las protestas y dividir a los familiares de los estudiantes.

Ortega incluso quiso seguir una tradición y apadrinar a la generación 2011-2015 de normalistas denominada Sangre, resistencia y esperanza, y destinó 1 millón de pesos del erario para subsidiar la fiesta de clausura que se realizó a mediados de julio en el casco de la exhacienda de Ayotzinapa, sólo que no pudo acudir pues un grupo de escritores, intelectuales y periodistas, entre ellos Elena Poniatowska, Juan Villoro, Armando Bartra, Luis Hernández Navarro, Marta Lamas y Gabriel Retes, presidieron el acto en el que se recibieron 117 maestros.

Ernesto Guerrero Cano, uno de los normalistas sobrevivientes al ataque del 26 de septiembre de 2014, quien cursa el segundo año de la licenciatura en educación primaria, considera que "desgraciadamente" el dinero público que ha repartido el gobernador Ortega corrompió "a personas y dividió" a las organizaciones sociales, como el magisterio disidente y las policías comunitarias, cuyos integrantes están confrontados ahora a causa de las prebendas.

La estrategia de Ortega -quien se jacta de haber "pacificado" la entidad- es aislar a los padres de los normalistas desaparecidos y a la base estudiantil de Ayotzinapa, sostiene Guerrero.

Dice que los normalistas y los padres de sus 43 compañeros desaparecidos tienen que buscar nuevas formas de manifestación para lograr sus objetivos, lo cual implica "tener más cuidado" con las personas que se suman al movimiento y luego son...

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