Cambió todo... para que todo siga igual
Autor | Jenaro Villamil |
El martes 8 se inició un nuevo episodio en la guerra de las telecomunicaciones entre las compañías de Carlos Slim y de Emilio Azcárraga Jean. Ese día América Móvil, propiedad del primero, comunicó a la Bolsa Mexicana de Valores "la desincorporación y venta de ciertos activos a favor de algún nuevo operador independiente".
El propósito, según Slim, es dejar de ser agente económico preponderante; es decir, disminuir su control de 70% a menos de 50% del mercado del sector que agrupa la telefonía fija, la telefonía móvil y el internet.
La decisión sorprendió a los legisladores y al propio Ejecutivo federal, pero no a los mercados financieros. Incluso se dio a conocer justo cuando la Cámara de Diputados había votado, en lo general, la minuta de la Ley de Radiodifusión y Telecomunicaciones -conocida como Ley Peña-Televisa, por su sesgo a favor del consorcio de Azcárraga Jean.
No había posibilidad ya de cambiar el artículo 12 transitorio que establece los plazos para la desincorporación de activos, partes sociales y acciones de los llamados "agentes económicos preponderantes". Al día siguiente del comunicado de América Móvil, las acciones de la compañía repuntaron de manera espectacular en las bolsas de México y Nueva York: crecieron 9.4%.
La firma ganó 6 mil 851 millones de dólares el miércoles 9; es decir, recuperó parte importante de lo que había perdido desde marzo de 2014, cuando se presentó la iniciativa del Ejecutivo federal. En aquella jornada, América Móvil perdió 24% de su valor, en una clara percepción bursátil de que sería el monopolio más afectado. Hasta el viernes 11, las acciones de América Móvil habían crecido 10% en Nueva York y 11% en México.
El miércoles 9, Slim y su equipo financiero viajaron a Nueva York para negociar un programa de crédito por 2 mil 500 millones de dólares con el BBVA, el Banco de Tokio, Mitsubishi, Citigroup, Sanpaolo y Santander, según información de la agencia Reuters. Asimismo, el magnate analiza incrementar a 17% su participación financiera en The New York Times, donde invirtió 250 millones de dólares en créditos en 2009.
Desconcertados, los reguladores del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) guardaron silencio ante el anuncio de esta compañía claramente dominante y que, según la ley, tendría que compartir su infraestructura y cobrar tarifa de interconexión cero a sus competidores más pequeños, como la española Telefónica -en pláticas con Iusacell-Televisa para formar una sociedad-, Maxcom y Nextel.
En el Senado, el perredista Alejandro Encinas ironizó: quisieron frenar a uno de los hombres más ricos del mundo y con un simple anuncio ganó en la bolsa casi 70 mil millones de pesos.
El consejero jurídico de la Presidencia, Humberto Castillejos, actuó en una forma que pone en duda la autonomía recién estrenada del IFT. Prácticamente habló en nombre del instituto cuando afirmó en una rueda de prensa, el mismo miércoles 9, que América Móvil "deberá presentar un plan" ante el instituto y éste "tendrá que señalar si ese plan cumple o no con generar competencia efectiva en cada uno de los...
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