Siri, Ocho añOs Con Cuadriplejia, Tras Atentado de Su Pareja

Por Mary Chávez. Corresponsal

Jerez, Zac., 15 Mar. (Notimex).- Hace ocho años que está postrada en una silla de ruedas. La cuadriplejia que a Siri Alatorre le dejó la violencia que sufrió a manos de su pareja, que la acuchilló en repetidas ocasiones por la espalda, le impide tener para ella y sus tres hijos una vida digna.

Siri y sus hijos Alejandro de Jesús, de 13 años; Raymundo Artemio, de 11; y José Carlos, de nueve, viven en la pobreza. Les falta de todo. En la pequeña casa de dos cuartos, en la que también habitan los padres de ella, apenas si tienen los muebles necesarios para el uso diario.

La jerezana concede a Notimex una entrevista para hablar sobre la situación que actualmente enfrenta, luego de que en el 2006 fuera atacada por Gabriel Heredia, su pareja, padre de sus tres hijos y su agresor confeso, que pese a declararse culpable fue dejado libre, en la apelación, por el magistrado Víctor Manuel González.

Hoy, Gabriel está en libertad y Siri, condenada a una silla de ruedas desde que tenía 22 años. A pesar de que el tiempo ya pasó ella no olvida. Aún no puede perdonar. Su vida, sus esperanzas y su futuro cambiaron drásticamente.

Dice que todavía recuerda claramente aquel momento, en el que en un acto de violencia por haberlo dejado, Gabriel entró a la casa donde vivía con sus padres y la acuchilló cuando estaba sola en la cocina. Al darse cuenta de la agresión, su padre trató de defenderla y él también fue acuchillado.

Ambos estuvieron al borde de la muerte, pero ambos sobrevivieron, con las graves secuelas que la agresión les dejó.

Con la tristeza reflejada en el rostro y la angustia en la mirada, Siri reconoce que todas aquellas autoridades estatales y municipales que en aquel momento se ofrecieron a ayudarla ya la tienen en el olvido.

Los seis miembros de la familia habitan en una pequeña casa que en un sexenio anterior, cuando sucedió la violencia intrafamiliar, le donó la gobernadora Amalia García Medina, en el fraccionamiento El Molino, de este municipio.

En la sala, comedor y cocina sólo hay dos mesas, una en deplorables condiciones, un trinchador quebrado, cuatro sillas y una vieja televisión.

En el cuarto de ella tiene un ropero sin puertas, dos camas, una donde duermen sus hijos y otra ella, que tiene un viejo colchón, con un enorme hundimiento en el centro "ya de viejo", dice.

Desde aquel trágico día, Siri ha enfrentado la pobreza, la soledad y la tristeza. Primero, por la agresión sufrida por la persona que afirmó...

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