Sistema Nacional de Investigadores, lucha encarnizada por los pesos

El caso de la aspirante al doctorado en Ciencias Antropológicas en la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa (UAM-I), Dolores Coronel Ortiz, quien fue rechazada pese a sus méritos académicos y terminó en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), revela los vicios y mafias enquistados en las instituciones de educación superior.

Igualmente, las perversiones en que han caído los criterios productivistas y de competencia del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), una institución que nació hace treinta años, el 26 de julio de 1984, por acuerdo presidencial, para paliar los bajos salarios de los profesores y no -como se pretende en la letra- para impulsar la calidad de la investigación científica y tecnológica y la innovación el país.

Los profesores Martha Bañuelos Cárdenas yJuan José Santibáñez Santiago, del Departamento de Sociología, y Ana Paula de Teresa, del Departamento de Antropología, todos de la UAM-I, así como Ricardo Pérez Montfort, investigador del Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social, exponen en grupo cómo este sistema de competencias, impuesto globalmente, ha sido particularmente nefasto para México.

Y es que, dicen a Proceso, la escasez de recursos de todo tipo en las universidades públicas acentúa la disputa por el dinero y el estatus que da pertenecer al SNI. No hay un principio de competencia por el conocimiento y se ha relegado a un segundo plano su función social, que es la formación de nuevos profesionistas para beneficio de la nación.

El origen

Bañuelos Cárdenas recuerda que la UAM se creó básicamente para ofrecer estudios de licenciatura. Más tarde se añadieron los programas de posgrado, lo cual incidió en la formación de nuevos claustros académicos, pero también en la distribución de los escasos recursos.

En ese contexto, dice, los estudiantes tienen muchos problemas para acceder a los estudios de posgrado porque además hay un vigilante externo: El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), una suerte de "Big Brother" que impone "criterios productivistas, muchos de ellos importados".

Resume que los estudiantes deben enfrentarse a una competencia feroz para ingresar al posgrado y presentar sus proyectos. A veces son excelentes estudiantes, pero no hay quién les dirija su tesis o no existe en el currículo la línea de investigación de su interés.

Éste fue el caso, muy particular, de la maestra Coronel Ortiz, egresada de la licenciatura en Antropología de la UAM-I y de la maestría en Desarrollo Rural de la Universidad Autónoma de Chapingo, en donde su tesis...

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