Soberanía machista

AutorDenise Dresser

Porque él y los suyos tienen el monopolio de las buenas cruzadas. Sólo él y sus seguidores tienen el privilegio de determinar qué apoyar y qué descalificar. Y esa clasificación siempre gira en torno a cómo le afecta al primer patriarca. No parece importarle que 10 mujeres mueren al día como resultado de la violencia. Que cada año más de 11 mil niñas entre la edad de 10 y 14 años quedan embarazadas, muchas como resultado de abuso sexual. Que en los últimos cuatro años los feminicidios han crecido 111%. Y la pandemia sólo ha agravado esas cifras desoladoras al confinar a las mujeres con sus abusadores y con sus violadores. López Obrador permanece impermeable a su dolor, alejado de su frustración. En su perspectiva parroquial el #MeToo mexicano no tiene raíces endógenas. Es una manipulación, una importación, una imposición.

Y por eso el caso de Salgado Macedonio ha producido tanto escozor entre las mujeres, al margen de su convicción ideológica o su lealtad partidista. Porque es un caso emblemático. Porque es un asunto arquetípico. En él se combina todo aquello que aqueja a miles de mujeres del país y las lleva a marchar, a pintar, a reclamar. La protección política a acosadores y violadores, la indolencia de las autoridades, los imperativos electorales, la simulación de quienes dicen que investigarán pero no lo hacen, la farsa que ha montado la Comisión de Honestidad y Justicia de Morena, la ausencia de posicionamientos firmes y claros por parte de las mujeres en el gabinete, el silencio de hombres de izquierda que terminan siendo machos de izquierda. Y como siempre, la actitud descalificadora del presidente. Repitiendo una y otra vez que las feministas no tienen voluntad ni cabeza propia. Son -y somos- títeres manipuladas por conservadores oportunistas. Unas simuladoras.

Como si no lleváramos décadas exigiendo que se rompa el pacto patriarcal que abarca a hombres de todos los partidos. Como si no lleváramos años escribiendo y hablando sobre las muertas de Juárez, y las muertas del Estado de México, y las muertas de Puebla, y las muertas de la pandemia feminicida, y Ernestina Ascencio y Mará Castilla y Karla Pontigo y Abril Pérez; todas víctimas de hombres violentos que se protegen entre sí. Panis-tas y priistas y perredistas y morenistas retándose en el poder y maltratando mujeres desde ahí. Salgado Macedonio es sólo el ejemplo más reciente de un viejo patrón en el que han participado esposos y novios y sacerdotes y jueces y ministros y...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR