La “República del Sol”

AutorAlejandro Gutiérrez

Madrid.- Cada vez que levantan los brazos y agitan las manos para aprobar una propuesta, asemejan una gran coreografía. Es así como los “indignados” de la Plaza del Sol se ponen de acuerdo en las multitudinarias asambleas del movimiento 15-M.

Estos jóvenes convirtieron su campamento en una microciudad que administran con sorprendente eficacia. Ello les permitió cohesionar su reclamo al gobierno, a los partidos políticos –“porque no nos representan”–, a la banca y a los mercados financieros, a los cuales acusan de ser “los responsables de la crisis y del negro futuro que enfrentamos”.

La Primavera Española tuvo su epicentro en el corazón de la capital del país: la Plaza del Sol, rebautizada simbólicamente como República de Sol, pero se extendió como reguero a más de 90 ciudades, entre ellas Barcelona, Sevilla, Valencia, Alicante, Bilbao y Santiago de Compostela. Las protestas también se llevaron a cabo en otras ciudades de países europeos.

El despertar

En la asamblea vespertina del jueves 19, miles de manos en alto se agitaron una y otra vez en la plaza para aprobar una serie de propuestas: “Exigir una profunda reforma política que termine con el bipartidismo PSOE–PP” (“La misma mierda es”, coreaban); “que los partidos reciban recursos limitados para difundir exclusivamente su oferta política, no para iniciar guerras sucias”; “retirar las pensiones vitalicias a los expresidentes y políticos”; “establecer candados eficaces a los abusos de los bancos”, y “expropiar las viviendas que están en manos de la banca y regresarlas a los desahuciados por las hipotecas”… Así, a mano alzada, fueron aprobadas decenas de propuestas, que incluyen temas de género, migración, medio ambiente…

Algunas de éstas fueron llevadas a asambleas que se realizaron este sábado 28 en barrios de Madrid y en pueblos cercanos. El objetivo: que el movimiento se mantenga. Hasta la tarde del martes 24 se tenían programadas 110 asambleas de barrio en la capital, pero se organizaban otras en diferentes lugares de la ciudad, informó una vocera de la Comisión de Extensión del campamento.

A partir de ello se establecerá gradualmente “la ruta” que lleve a “una propuesta única que incida en cambios reales”, dice el vocero Leopoldo Camacho, mexicano con nueve años de residencia en España, actualmente desempleado y que ha colaborado en distintos movimientos sociales.

Mucha gente se acerca al campamento. Burócratas de traje, hombres y mujeres maduros, amas de casa o ancianos de la generación de la dictadura de Franco, escuchan cómo los jóvenes debaten, proponen, se organizan y son capaces de llegar a acuerdos, a pesar de que en el campamento “habitan” personas de todas las tendencias: moderados, radicales, altermundistas, ecologistas, feministas… Dejan de lado aquellos puntos en los que no hay consenso. Fue el...

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